En ese momento, con un gesto mezcla de coquetería y duda, Saleema antes de salir, se detuvo frente al espejo. Sus ojos brillantes recorrieron su reflejo antes de volverse hacia Rita: —Con este vestido iré al cine con el primate, ¿me queda bien? ¿O mejor me pongo otro después qué dices? —preguntó, mientras giraba suavemente sobre sí misma. La linda joven estaba vistiendo un sencillo vestido veraniego de lunares azules sobre fondo blanco que se mecía suavemente con cada movimiento, como si una brisa invisible lo acariciara. El vestido, que le llegaba justo por encima de las rodillas, realzaba su figura esbelta junto a unos pequeños tacones rojos que complementaban perfectamente el conjunto. Su hermosa cabellera azabache, muy cuidada y sedosa, caía suelta hacia atrás como una cascada de med

