Capítulo 34. El color de la sangre

1777 Words

El alivio se extendió por la habitación cuando notaron que, por primera vez en días, el semblante de Absalón mostraba cierta satisfacción. ―Se nota espléndido señor, exactamente como lo solicitó ―aventuró el sastre con voz suave pero orgullosa. ―Impecable, jefe ―afirmaron los gemelos al unísono. ―Le sienta como un guante, señor ―añadió Yaroslav. Absalón permanecía inmóvil frente al espejo de cuerpo entero, examinando meticulosamente cada detalle de la obra del sastre italiano. El blazer cruzado, con sus botones blancos perfectamente alineados, se ajustaba a su torso musculoso con precisión milimétrica, permitiendo que asomaran los amenazantes tatuajes que decoraban su pecho. Su melena azabache, cayendo libre sobre sus hombros anchos, enmarcaba sus facciones marcadas y su barba meticulo

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD