Capitulo 2

3429 Words
Leo. —¿Jefe?. —llevo un dedo a mis labios diciéndole que guarde silencio. —¿Los planos?. —Acá. —lo pongo en el suelo mirando y viendo donde estamos y memorizando el territorio en el que estamos. —Esta es la mejor opción. —Mas bajo cabo. —lo agarro del chaleco tirando hacia abajo dejándolo acostado, me inclino mirándolo a la cara—. ¿Quieres una puta bala en la cabeza? Dime si quieres eso porque estas haciendo que nos descubran y si quieres morir vete bien lejos y grita todo lo que quieras ahí, mientras enten mis hombres conmigo cierras el maldito pico, es la última vez que te llamo la atención. —se queda callado y vuelvo a mirar a mis hombres; estamos todos en cuclillas mirando el mapa con nuestro sudor cayendo como loco—. Vamos a entrar por acá... Sargento primero acá junto Romero y Muñoz, ¿entendido?. —Si. —El bocón va conmigo. —aprieta los dientes incómodo mas cuando los demás suspiran quejándose, es nuevo y joven por eso es así. —Andando todos... Nos vemos a las quinientas. —los miro irse en fila, levanto mi mano asintiendo. —Andando grupo. Estamos en la casa de un jefe narco muy buscado a nivel mundial, somos un grupo de seis en donde somos los mas especializados pero Román es un bocón que nunca se puede quedar callado ni menos hablar bajo, lo acepté porque me obligaron a tenerlo conmigo ya que es el sobrino de un alto mando en me importa un carajo, pero con esto ya lo puedo sacar de mi equipo y mis hombres se han estado quejando conmigo sin parar de este pendejo bocón que siempre nos pone en aprietos. Mierda no hay nadie, revisamos la casa de arriba abajo sin encontrar nada, es nuestra última misión por el momento y no queremos dejársela a otros, quiero a esos hijos de puta mal nacidos atras de las rejas comiendo mierda que es lo que se merecen. —Jefe. —Román habla a mi lado, me giro alzando las cejas ya que me habló en susurro y eso es raro. —¿Qué pasa?. —apunta y veo a mi segundo al mando apuntando algo—. Cubran. —Si señor. —empiezo a cubrir a mi segundo al mando y veo algo que nos deja de piedra a los seis. —Carajo. —me acerco corriendo y veo mas de diez cuerpos mutilados, son todas adolescentes y con una marca en el vientre—. Mierda. —Las marcaron como a animales. —las miro a todas que están desnudas y no se que le pertenece a quién respecto a los miembros de su cuerpo pero he visto esto millones de veces. —No hay mas que hacer... Debemos irnos señor. —Andando... No quiero bajas. ........................ En estos meses no he sabido nada de nada de Damaris, hasta me he llegado a plantear que lo que decía Melissa sobre ella era real, pero así como lo pensaba lo desechaba sintiéndome mal por dudar, ella no es así, es dulce e inocente y no haria nada para lastimar o joder a alguien. Ya terminaron mis meses de servicio, ahora tengo dos meses de descanso para volver al ruedo una vez mas, pero si es que quiero volver, si Damaris acepta mi propuesta de tener algo serio no vuelvo mas, me quedo con mi chica a hacer algo con mi vida y no pensar que cada misión es la última y que no voy a ver nunca mas a mis papás y mis hermanos, ya debo frenar un poco o esto va a terminar mal. —Aaaa. —Brisa se cuelga de mi cuello gritando—. Vinisteeeeee. —Siiiiii. —digo riendo mientras la aprieto con fuerza, como dejó la puerta abierta entro con ella en brazos—. ¿Cómo estas?. —Bien. —se aleja un poco mirándome de arriba abajo para pasarle el reporte a mi mamá—. Extrañándolos mucho, justo acabo de hablar con el papá y me decia que no les has escrito. —Yo también te extraño mucho bebé... Y no tenia señal, debo esperar a que mi celu se actualice. —¿Te vas a bañar?. —No, ¿para qué?. —¿Hace cuánto que no lo haces?. —me empiezo a reír a carcajadas—. Ahí esta el baño pibe. —Mmmjjjjj. —me muestra mi habitación, es la misma de la última vez que vine. —Después voy a salir con Lili, ¿quieres ir?. —Si claro. —dejo el bolso en la cama buscando que ponerme—. Necesito salir un poco. —Ojo con hacerte el piola con ella sabes que esta casada. —Yo creo que tendría que sentirse alagada de que la miren. —No. —dice enojada mientras se cruza de brazos—. No es alago que te digan cosas Leo... A veces es muy incómodo y no sabes que hacer. —Esta bien perdón... Me voy a bañar. —Aféitate. —apunta mi barba frunciendo las cejas. —Ni ganas. —Osshhhh. No me afeito nada, me siento cómodo con la barba y quiero que quede así, después de cambiarme salgo cuando me dice que el taxi esta esperando así que me apuro o nos va a cobrar el doble. Lili ya esta en el café esperándonos con sus hijos, sonriendo me digo que me gustaría tener una mujer hermosa que este cargando a mis hijos como ella lo hace, a mis ojos ella es la mujer mas hermosa que he visto después de mi mamá claro está, Damaris va a ser esa mujer. —¿Estabas de misión?. —miro a Lili sonriendo, medio que me intimida. —Si... Por suerte tengo tiempo libre ahora. —Tu mamá y tu papá deben estar emocionados por eso. —Uffff. —dice Bri riendo—. Mi papá llamó diciendo que lo obligue a que se vaya o él lo viene a buscar con un rebenque en la mano. —se rie cuando pongo caras de dolor y doblo la espalda como si sintiera que en cualquier momento me da un garrotazo en la espalda. —No me voy a quedar mucho. —le doy una galletita a la nena que me sonríe agradecida donde no llegaba—. Hasta la otra semana capas. —¿En mi casa?. —dice Bri indignada mientras se toca el pecho. —No... En la casa de la vecina. —Idiota. —Voy al baño. —las dos asienten en silencio, camino mirando la gente hasta que me choco a alguien de frente, la alcanzo a agarrar o la tiro—. Uuuyyy discúlpame hermosa. —¿Hermosa?. —se endereza riendo—. ¿Estas bien Leo? Jamás en la vida me dijiste hermosa. —¿Discúlpame?. —la miro de arriba abajo; la verdad que no sé quién es—. ¿Nos conocemos?. —Eres un pelotudo. —deja de reír acomodado su ropa—. Idiota. —Ey, espera yo... —la agarro del brazo cuando quiere alejarse. —Tus chistes jamás me hicieron gracia y no sabes contar chistes ya te lo dije. —¿Eh?. —en eso veo a Bri venir corriendo. —JAAAAZZZZZZ. —se abrazan saltando y riendo—. ¿Cómo estás? Aaaaaa. —Aaaaaaa Briiiii. —Mierda.. ¿Jazmín?. —digo sin creer, no paro de recorrerla y comermela con la mirada. —No... Violeta. —Pero... —si que se desarrolló—. Juro que no te reconocí discúlpame. —¿Leo?. —dice Bri media rara—. Solo te fuiste cinco meses, ¿cómo la vas a olvidar?. —Es que yo... —Jamás me saluda Bri. —me mira con odio—. Pasa por mi lado como si no existiera. —No... No es así yo... —voy al baño sin decir nada, cuando volvemos a la casa decido hablar de la razón por la que estoy acá—. Bri... ¿Me das la dirección de Damaris?. —¿Eh?. —se gira lentamente—. ¿De Damaris mi cuñada?. —La misma. —¿Para qué?. —Necesito verla. —Leo... —aprieta sus manos—. Es mejor que te olvides de ella, no es lo que crees. —¿Tu también sales con lo mismo?. —¿Quién más te lo dijo?. —Melissa. —miro por las ventanas—. ¿Ahora qué vas a inventar?. —Toma. —me tiende un papel—. Velo con tus ojos. —¿Cuál es su problema?. —digo al borde de la histeria—. Ella es todo lo que... —Nadie quisiera ser o querer a su lado... Ve, yo te espero despierta para que hablemos. Voy hacia la dirección que me anotó Brisa, me voy guiando a base de preguntar a la gente que camina por la calles ya que no conozco mucho, vengo hacia acá solo por Bri pero lo mio es el campo porque aun no puedo acostumbrarme a este estilo de vida y cuando me mandan a una misión en la ciudad me vuelvo loco por tanta gente y ruido. Cuando llego al edificio entro gracias a una señora que necesitaba ayuda con sus compras, toco y toco el timbre y nada que atiende, no tengo siquiera el número ya que el que me había dado ya no tiene servicio, no puedo quedarme por miedo a que los vecinos me denuncien donde no me conocen, así que decido irme y volver en otro horario. —¿Si?. —me giro viendo a un hombre joven en bóxer. —Disculpa, me equivoqué de departamento parece. —miro el papel y el pasillo buscando el número correcto o es que me lo anotó mal. —¿A quién buscas? Vivo hace casi siete meses acá y conozco a todos los de este piso. —Busco a Damaris Rochlan. —¿A Dam?. —dice sorprendido, mete la cabeza al departamento—. DAAAAMMM... TE BUSCAN. —la respiración se me corta—. ¿Y quién eres?. —Un amigo de años. —asiente rascándose el pecho. —No te recuerdo... ¿Cómo te llamas?. —Leo. —Leo. —dice pensando—. No... Jamás y eso que estamos hace meses juntos. —¿Eres novio de Damaris?. —Si... Por eso te decia que no te nombró nunca. —¿Hace cuánto que están?. —En una semana cumplimos un año de novios y seis meses de vivir juntos. —asiento casi ahogándome. —¿Le puedes decir que solo quería saber como estaba nada más?. —Ahí viene... ¿Quieres pasar?. —Me tengo que ir... Que les vaya bien. —Gracias. ***** Jazmín. Doy vueltas en la cama sin saber que hacer, cuando ya no doy mas me levanto y decido irme a la miercales a mi casa, ya no lo soporto más, no es mi casa ni mi cama por ende no logro dormir bien desde hace una semana haciendo que este toda contracturada y molesta. Le dejo una nota a mi tía y me voy, igualmente en dos días me iba pero escucharla gritar cada noche junto al novio es insoportable, ni un día en el que vine logré dormir toda la noche, a veces me despertaba en medio de la noche como fue en estos momentos por sus gritos de chancho degollado y así no se puede, no tiene respeto por nada. Manejo con calma y cantando a todo pulmón, en eso veo a un hombre haciendo dedo, me inclino hacia adelante porque tiene un parecido a Leo, ¿es o no es? Porque no voy a parar y un desconocido se suba creyendo que lo voy a llevar, ¿me dan pena? Si, pero no puedo hacer esas cosas andando sola, paro el auto y bajo el vidrio, mira adentro y alza las cejas cuando me ve. —¿Vas a subir?. —¿Vas al pueblo?. —No. —lo miro sonriendo—. Te voy a secuestrar para violarte y tirarte al río así no hay evidencias de que fui yo. —En ese caso... —deja el bolso en el asiento trasero y desde ahí me mira—. Acepto pero manejo yo. —Mmmmm lastima. —golpeo el asiento del acompañante—. Me han dicho que mi amiga acá es cómoda. —¿Por qué no?. —se sube sin dejar de mirarme y arranco. —Porque es mi auto y lo manejo yo... Así de simple, ¿o tú me prestarías el tuyo?. —No. —Ahí está. —pongo música de nuevo y emprendemos el viaje de cinco horas en auto hacia el pueblo—. ¿Esperabas un colectivo o a alguien que te lleve?. —Lo primero que suceda. —¿Y hace mucho esperabas?. —Unas dos horas. —¿Dos horas?. —lo miro sorprendida, debe estar cagado de frio. —Reconozcamos que nadie levantaría a un tipo con mi aspecto. —le pego una recorrida y esta vestido igual que siempre, normal. —¿Estas bien? Te noto raro. —Esto es incómodo... Hablas con confianza pero yo no logro ponerte en mi memoria de los últimos meses que estuve en mi casa.... Ósea antes si. —mueve las manos hacia abajo afirmando—. Pero no de los últimos meses. —No no vimos mucho... Solo cuando ibas almacén y eso era nunca. —me mira reir. —Disculpa por no reconocerte enserio. —No hay drama... Si me vuelves a decir hermosa. —me rio a carcajadas y lo apunto—. Estuvo buena esa... ¿A todas se lo dices?. —Cuando quiero disculparme si. —Creo que debe surtir efecto o no lo harías. —quedamos en silencio un buen rato. —Dijiste que en los últimos meses no nos vimos nunca... ¿Y Lauti?. —Estábamos peleados. —miro hacia otro lado incomoda—. Y aun lo estamos. —¿Por? Siempre que los vi juntos me dije que tenían una amistad media rara... ¿Ustedes garchan no?. —casi no logro respirar de la risa—. ¿Qué? Creo que todo el mundo se lo debe preguntar. —¿Me estas hablando en serio? ¿Yo y Lautaro? Noooooo... Solo somos amigos nada mas. —Bien... Si así lo dices no hay problema. —No es por como lo diga es porque no tenemos nada mas que una muy buena relación de amistad... No voy a decir como hermanos porque eso no me agrada, jamás vi a mi hermano en pelotas ni yo me paseo así delante de él. —¿Él te vio desnuda?. —Puffff... Amigos lo olvidas. —Ustedes garchan a mi no me cagan, ¿quién carajo se pone en pelotas delante de alguien que es su "amiga "?. —Lauti y yo supongo. —No te creo. —se cruza de brazos negando. —No lo hagas. —cambio las emisoras buscando algo que me mantenga concentrada no que me de sueño. —¿Cuándo te hiciste mujer?. —¿es pelotudo o se hace?. —Hace unos meses... Vine a cortarme el p**o y hacerme gomas. —me las toco analizándolas—. ¿Se ven naturales no?. —Te estoy hablando en serio. —Tus preguntas son bien pelotudas Leo. —lo miro frunciendo las cejas—. ¿Cómo mierda vas a preguntar eso?. —Es que... —se lleva las manos a la cabeza riendo—. No lo sé, es que estas muy diferente. —Tal vez tener novio hace eso. —¿Así que tienes novio?. —No pero sonaba lindo. —niega refunfuñando, ya le habia pintado lo celoso igual que los hermanos cuando digo que tengo novio—. ¿Tú tienes novia?. —No... Tenia a alguien pero no lo sé. —¿Es de acá?. —Si. —¿La viste?. —No. —pienso un poco por su respuesta tan seca. —Si quieres verla me dices y te puedo traer, en dos semanas tengo que volver por unas cosas y te puedo traer, no es problema para mi. —Lo voy a pensar. —Bien. —¿Puedo dormir un poco? Estoy muy cansado. —Si, tira el asiento, ahí atrás tengo unas mantas. —Bien. A mitad de camino mi tía me llama diciendo que donde mierda estoy, me lleva solo tres años por eso podemos hablar sin problemas, ella me cuenta sus cosas y yo las mías aunque no hay nada intimo porque eso es inexistente en mi vida, en cambio ella garcha por las dos, pero se pasa, es como si no hubiera un mañana, hasta creo que es ninfómana. La cosa es que me llama diciendo que soy una estúpida por irme sin decirle nada, ¿qué esperaba? ¿Que espere a que haga una pausa en sus gritos para que escuche los golpes en la puerta?. Leo ronca a mi lado a full, lo veo cansado y deprimido, ¿qué habrá pasado con su novia? No soy chismosa pero no me gusta quedar con dudas, después se lo voy a sacar a Lautaro ya que Leo no me va a decir nada, ni siquiera me reconoció el idiota, menos me va a contar sus intimidades mas si es algo que le duele. Cuando estamos llegando ya comienzo a sentir el frío, la calefacción ya no surte efecto y lo veo en Leo que titira y en mi nariz congelada, el auto es viejo y no tiene el forro adecuado para mantener el calor como corresponde, paro el auto y saco del bolso un par de medias y una campera, no soy muy de que me afecte el frío, es mas, me encanta el invierno, pero lo siento un poco cuando estamos a grados bajo cero y nevando como esta ahora en el pueblo. —¿Qué pasó?. —se sienta abrazándose y fregandose los brazos—. Carajo que me dio frío. —Toma. —le tiendo la campera que tengo puesta—. Es de mujer pero te va andar y lo principal calentar. —¿Y tú?. —Estoy bien... Tienes frío por estar dormido. —se la pone y los dientes le castañea—. Esta nevando. —Mierda. —se frota las manos con desespero—. No me di cuenta que ya estábamos llegando... ¿Quieres que te releve?. —Dale. —me subo arriba de él en el asiento dejándolo sorprendido. —¿Qué... Haces?. —pone sus manos en mi cintura y medio que siento que estamos en una pose s****l, porque estoy sentada arriba de él dándole la espalda—. ¿Te das cuenta que estas arriba de mi pene?. —Si, porque lo siento. —giro la cabeza sonriendole, sus manos se aprieta un poco pero me alzo—. Cruza... Dale. —se cruza y me acomodo mejor—. Así lo hacemos con Lauti para no salir del auto. —¡Ah!. —arranca y ya veo el pueblo. —Vamos a tu casa. —¿No vas a ir a ver tus papás?. —No... No saben que vine, mi tía no les dijo nada así que tengo unos días para no trabajar. —Esta bien. —llegamos a la casa de él y subo corriendo al cuarto de Lauti tirándome arriba de él. —Aaaggg. —se gira asustado y lo beso riendo—. ¿Qué haces estúpida? Casi me cago muriendo de susto que me diste. —Hazme lugar que me estoy congelando. —parada en la cama me saco la ropa solo quedando en bombacha y remera así entro en calor mas rápido. —Mas vale que no estés helada maldita. —me acuesto y me envuelvo en su cuerpo—. AAAAAA MIERDAAAA. —Es un ratito maricón... Dale Abrázame. —¿Ya no estas enojada?. —apoyo mi nariz fría en su pecho sonriendo de por fin sentir un poco de calor. —No... Sabes que nuestras peleas no duran mucho. —Esta duró. —me muerdo los labios porque no me gusta nada estar enojada con él. —Si... Mucho duró. —Te juro que lo sentí eterno. —Yo igual. . .
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