Eduardo trata de no observar los ojos de aquella mujer, desde ya siente que está siendo infiel y lo menos que le conviene es generar dudas en Leticia, aun cuando ella le grite con todas sus fuerzas que no lo ama; Eduardo continúa sintiendo que es el dueño de Leticia y sabe que todo lo que haga tendrá que guardarlo sin decirle a nadie.
Eduardo levanta su mano y con mucha fuerza en su palma nalguea el trasero de aquella mujer, él solo sonríe al sentirse de inmediato excitado.
—Ya ves cómo sí podemos disfrutar los dos mi amor. —Aquella mujer le agarra una de las manos a Eduardo y la coloca directamente sobre su v****a, Eduardo se queda quieto sin saber que más hacer.
—¿Esto, que hago? —pregunta Eduardo, sintiéndose como un idiota al no saber cómo actuar.
—Tú solamente disfruta conmigo
