Lo que más me llamó la atención de la habitación de Myriam fueron los estantes de libros que tenía junto a su cama. Me quedé absorta mirando los títulos. Tenía una colección enorme de libros de licántropos y vampiros. —¿Por qué te llama tanto la atención? —pregunté, señalando los tomos. Myriam había encendido ya su computadora para que empezáramos a estudiar. —Son muy buenos —dijo—, tienen historias de amor increíbles. —¿Historias de amor? —Sí, son novela romántica —contestó—. Con hombres lobo y vampiros, pero romántica. —No sabía que escribieran novela romántica con seres de fantasía —dije—. A mí también me encanta la romántica, de hecho, allí en el internado teníamos un mercado n***o de esas novelas, de Corín Tellado, ¿las conoces? —¿Corín qué? —preguntó como si acabara de me

