Debería seguir con el maldito plan

2291 Words
JULIAN A las siete del miércoles por la noche, echo un último vistazo a mi piso. No ha estado tan impecablemente limpio desde… bueno, probablemente nunca. Ordené, quite el polvo, aspire y desinfecté durante la última hora y media. Mi balcón, que fue la razón principal por la que compré este lugar, se ha transformad. Durante el fin de semana, compré una suave alfombra azul para exteriores con bordes en los extremos, junto con varios cojines grandes en azul marino y crema. Estan esparcidos por la alfombra, y una cesta volcada se encuentra en el centro: una mesa improvisada que contiene una botella de vino y dos copas. El par de plantas que había tenido aquí desde que me mudé estaban muertas, así que también las reemplacé. Dos grandes arbustos con forma de pino se encuentran en macetas doradas y están decorados con luces blancas centellantes. Las luces de la ciudad en la distancia y el suave zumbido del trafico lejano añaden carácter. Es acogedor y tranquilo aquí arriba, pero no hay que olvidar que estamos en el centro de la ciudad de Nueva York. Crea un ambiente único. Me gusta. No me fiaba de mí mismo para hacer algo elaborado, pero, aún así, la comida huele muy bien. Camarones jumbo salteados en mantequilla con pasta cabello de ángel mezclada con aceite de oliva y vino blanco. Es simple, pero elegante. Espero que le guste. Nunca pensé en preguntarle si le gusta el marisco. Si no le gusta, siempre podemos pedir pizza. Complacido, me dirijo al baño, con ganas de lavarme las manos y cambiarme de camisa antes de que llegue. Tiro la camiseta que llevaba puesta al cesto de la ropa sucia y me miro en el espejo. No tengo expectativas para esta noche, pero no se puede negar que he puesto más esfuerzo en esta no-cita que en una cita normal. Después de lavarme las manos, me echo un poco de colonia en la mandíbula y luego me pongo una camisa de algodón azul claro. Aunque me he prohibido enamorarme de Emilia, estoy emocionado de verla esta noche. Por muy poco saludable que sea, me estoy acostumbrando a verla sonreír, a excitarla y a pasar tiempo con ella. Por extraño que suene, estoy empezando a esperar con ansias su presencia en mi vida. No me había dado cuenta hasta ahora, pero he estado viviendo una existencia solitaria hasta que ella apareció en mi vida. Las noches de fiesta con luces brillantes y mujeres atractivas han sido reemplazadas por noches en casa con una mujer muy difícil de conseguir. Un giro jodidamente interesante en los acontecimientos, eso es lo que es. Mientras reviso las cosas en la cocina por última vez, no puedo evitar recordar la llamada de Emilia preguntándome sobre mi historial de citas. Romina y yo salimos durante ocho meses el año pasado, si es que se le puede llamar así. Nuestra única conexión era el trabajo. Ella es abogada asociada en derecho de familia en el bufete en el que trabajo, y algunas noches a la semana nos reuníamos en su casa o en la mía. Pero en realidad no era una novia. Un par de sesiones de sexo a la semana, pidiendo comida a domicilio llevar mientras nos sentábamos en mi sofá con nuestras computadoras portátiles estudiando las declaraciones, no era una relación, no era la compañía que anhelaba en el fondo. Ella solo estaba llenando el espacio vacío por un tiempo, pero eso siguió su curso. Todavía llama de vez en cuando, pero la idea de pasar tiempo con ella ya no me emociona. Desde que mi madre enfermó y mi padre se fue, me he sentido más solo de lo que me gustaría dejar ver. Aparte de algunas aventuras de una noche aquí y allá para relajarme, no he tenido a nadie cerca de mí en mucho tiempo. No soy el mujeriego más grande del. Mundo como la gente dice. Por supuesto que disfruto de la compañía femenina, pero eso no es todo lo que significa mi vida. Me he convencido de que el amor verdadero solo existe en los cuentos de hada, pero eso no significa que sea inmune al encanto femenino. Por supuesto que quiero una mujer en mi vida. Y lo que Emilia tiene para ofrecer es exactamente lo que me he estado perdiendo. Compañía fácil sin ninguno de los extraños juegos de adivinanzas, conversación inteligente con una mujer, alguien que me mantenga alerta. Sin saber que pensar de esa revelación mi teléfono me aparta de la cocina. El número indica que es mi tío Harry. Contesto inmediatamente mientras la abrumadora sensación de que algo anda mal se agita en mis entrañas. –¿Sí? – –¿Julián? Soy Harry– –¿Ha pasado algo? – –Si. He estado intentando contactarte durante la última hora y media– Me doy cuenta de que he estado limpiando y cocinando, preparándome para mi cita, y siento una punzada de culpa aguda e inmediata. –¿Qué está pasando? – –Es tu madre. Tuvo un episodio grave esta noche– Mi intención era ir a visitarla antes al salir del trabajo, pero el tráfico había estado brutal, así que abandoné mi viaje y opté por volver a casa y prepararme para esta noche. –¿Qué pasó? ¿Por qué no me llamaron? – –Lo intentaron. Soy el siguiente en la lista de contactos– Miro mi teléfono y me doy cuenta de que perdí media docena de llamadas porque estaba demasiado ocupado preparándome para mi cita como para estar allí para mi madre. –Todo está controlado. Por ahora– Mierda. estaba distraído y no estuve allí cuando mi madre me necesitó. –¿Está bien? – pregunto. Harry deja escapar un profundo suspiro. –No podía recordar donde estaba. Intentó hacerse daño– Mi visión se vuelve borrosa y veo rojo. –¿Qué? – digo. –¿Está bien? – pensando una mano por mi cabello, espero con agonía su respuesta. –Por ahora. Tuvieron que sedarla y está descansando en su habitación– Mamá no ha tenido un episodio como ese en más de un año. Las advertencias del médico sobre sus medicamentos pierden su efectividad con el tiempo resuenan en mi cabeza. una razón más para que necesite brindarle la mejor atención que el dinero pueda comprar. Pero solo el costo de sus medicamentos cada mes es el doble de mi hipoteca. He hecho lo mejor que puedo, pero es hora de hacerlo mejor. Harry suelta un profundo suspiro. –Te lo digo, tienes que sacarla de ese lugar. Tienes que conseguir esta herencia. ¿Cómo va el proceso? Tienes que casarte. No hay otra manera– –Lo sé, ¿de acuerdo? Estoy en ello. Emilia me está ayudando. Ha sido genial– Harry exhala bruscamente. –No dejes engañar por la ayuda. Es solo una cara bonita, pero no pierdas la concentración. Tu madre cuenta contigo, Julián– –Lo sé, ¿de acuerdo? – La ira estalla en mi interior, haciéndome sentir resentido porque Harry llamó a Emilia, solo una cara bonita. Es mucho más que eso. La sensación de hundimiento en mi pecho aumenta, y fuerzo una respiración profunda. –Puedo estar allí en cuarenta minutos. Cuarenta y cinco, como máximo– –No es necesario, Julián. Está durmiendo ahora. dormirá toda la noche con la dosis que le dieron. ¿Por qué no vas por la mañana? – –De acuerdo– cuelgo, luchando contra el impulso de golpear algo. No hay un manual sobre cómo manejarlo cuando la salud de tu ser querido comienza a debilitarse. La estoy perdiendo poco a poco, y lo odio. Salgo al balcón donde la escena romántica parece burlarse de mí. Mirando el laberinto de calles de abajo, sé que no debería estar aquí agasajando a una mujer como Emilia. Debería estar con mi madre, que me necesita. Debería seguir con el maldito plan y hacer todo lo que este en mi mano para asegurarme de recibir ese cheque de la herencia, tal como dijo mi tío. Es hora de crecer y dejar de creer en fantasías que no me llevarán a ninguna parte. EMILIA Llego al edificio del Julián exactamente a la siete con una sonrisa en los labios. Pasé una ridícula cantidad de tiempo arreglándome para esta sesión que no es una cita ni un encuentro de esta noche. Después de salir temprano del trabajo, corrí a casa para ducharme y rehacerme el maquillaje. Ahora estoy vestida con un par de jeans desgastados, y como el aire de otoño es lo suficientemente fresco como para justificarlo, mi suéter favorito de cachemira color marfil con cuello V profundo con mi arma secreta debajo; mi sujetador push-up de encaje en la seda color crema más suave. Una vez que añadí un collar en capas de oro, estaba lista. Me sentía bonita sin ser exagerada. El portero del edificio me pregunta mi nombre y me hace pasar como si me estuviera esperando. Me indican que tome el ascensor hasta el décimo piso y vaya a la unidad 1001. Respiro hondo, subo al ascensor y presiono el botón del décimo piso. No tengo ni idea de lo que implicará pasar tiempo con Julián, pero estoy casi mareada de anticipación. Me detengo en su puerta y llamo dos veces, mi boca ya se curva con una sonrisa. Después de esperar alrededor de un minuto sin respuesta, presiono mi oído contra la puerta. Hay silencio adentro, no sonidos de música, ningún paso, así que vuelvo a llamar. Y espero, mi sonrisa se desvanece. Sigue sin haber respuesta. Giro el pomo de la puerta y, al encontrarla abierta, entro. El lugar de Julián es compacto, pero moderno y elegante. Le sienta bien. después de un rápido vistazo a la sala, lo veo en el balcón exterior, justo al otro lado de las puertas de vidrio en el otro extremo de la sala. Esta de espaldas a mí, con las manos agarradas a la barandilla y la cabeza gacha. Mi sonrisa de hace unos momentos se ha ido. Verlo así, con aspecto angustiado, me hace recordar la realidad de nuestra situación. Julián se gira de repente y nos miramos a los ojos. Mil emociones se revelan en sus ojos, pero sobre todo hay ira. También hay una tristeza en su mirada que nunca había visto. Es inquietante. Me trago un nudo en la garganta, preguntándome que está pasando. –¿Julián? – pregunto, acercándome lentamente al balcón. Es hermoso: almohadas de felpa, luces centellantes y una botella de vino blanco frío, todo junto en un picnic romántico para dos. Deja escapar un profundos supero y se pasa una mano por el pelo. –Esto es hermoso– digo, ya que no ha hablado, ni siquiera se ha movido del lugar donde esta arraigado, su silencio sepulcral me está matando. –¿Estás bien? – –Bien– dice, secamente, con la mirada perdida en mí. No parece estar bien. Parece apagado. ¿Por qué esforzarse tanto si solo va a actuar hosco y retraído? ¿Y que podría haber cambiado en las veinticuatro horas desde la última vez que hablamos por teléfono? Parecía tan emocionado, como si no le importara nada en el mundo. Ahora parece que no me quiere aquí. –Si este es un mal momento, si esta noche no funciona…–Mi voz se apaga, repentinamente temblorosa. –La comida ya está preparada- pasa junto a mí, dirigiéndose a la cocina. Sin saber que hacer, lo sigo. Se está comportando como un imbécil, y de repente me siento tan estúpida por haberme arreglado esta noche. No voy a quedarme parada y avergonzarme rogando por su atención. –¿Sabes que? No importa. De todos modos, fue una mala idea. Me voy– Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta principal, con la ira y el rechazo enfrentándose en un duelo dentro de mí. Pasan solo tres segundo antes de que las largas zancadas de Julián me alcancen junto a la puerta. Su agarre alrededor de mi muñeca me detiene. –Espera– Me doy la vuelta y lo enfrento. Estoy medio camino entre querer huir y quedarme para escuchar su explicación. Exhala profundamente. –Recibí una llamada justo antes de que llegaras– Con el tan cerca, la combinación de su jabón limpio y su colonia picante me embriaga. Los recuerdos de nuestra cena íntima regresan. Pero aparentemente esta noche no está destinada a ser una repetición. Esperando a ver que dice a continuación, inhalo y contengo la respiración. Cuando no continua, pregunto: –¿Esta todo bien? – –Si– dice, recuperándose rápidamente. –Solo era mi tío Harry. Hay algunos asuntos familiares y me estaba recordando la importancia de esta herencia– –Ya veo– Mirando hacia abajo, a mis pies, enfundados en el par de botas de tacón alto de gamuza marrón más bonitas que tengo, de repente me siento como una impostora. Todo el optimismo que tenía se desvanece. Esto no puede funcionar. –Debería irme– La cálida palma de Julián se posa en mi mejilla y mi protesta muere en mis labios. La mirada conflictiva en sus ojos atrapa algo en lo más profundo de mí. la parte de mí que cree en el amor verdadero y en los finales felices quiere que esta chispa entre nosotros sea real, pero ¿Cómo puede serlo cuando está destinado a casarse con otra persona en cuestión de meses? Desliza su pulgar por mi mandíbula y, en ese momento, de lo único que estoy segura es de que quiere besarme, y si lo hace, dejaré que lo haga.
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