ALGO TOTALMENTE INESPERADO

1615 Words
SAHARA El juego ha terminado, todavía no me acabo de creer lo que hice. No puedo decir que me arrepiento, porque no lo hago ni tantito. No soy una puritana virgen, aunque sí sola. Pero nunca había experimentado cosa similar. He descubierto que puedo tener un orgasmo sin necesidad de un contacto interno. —¿Te gustó? —le pregunto con ansias. —Estuvo muy bien para ser el primer juego —esboza una sonrisa sarcástica. —¿Qué ocurre? ¿Te hice mucho daño? —No es eso, honestamente creí que eras más tímida. —¿Ahora crees que soy una cualquiera? —¡No, eso nunca! Me gusta saber que te entregas al juego, yo estoy complacido; sin embargo, la cuestión aquí es saber si a ti te gustó. Yo estoy muy experimentado en el tema, pero tú no. Es importante saber si te sientes incómoda o no. —Al principio me sentí un poco incómoda, tuve miedo de no acertar en mi papel. —Lo hiciste muy bien... Sahara, gracias. —¿Por qué me agradeces? —Por aceptar a un loco pervertido como yo. Busqué y conocí a otras mujeres, pero ellas no son lo que esperé en cada encuentro. —Si lo dices así, entonces también te agradezco. —¿Tú por qué? —Soy una mujer grande, gorda y no soy tan atractiva. —No estás gorda, solo estás sabrosa. Te prometo que no soy el único hombre en el mundo que te encuentra particularmente atractiva. —No me conoces, no tienes idea de lo mal que la he pasado. —Entonces veamos las cosas de esta manera, somos dos almas incomprendidas que se han juntado para hacer magia, una extraña y retorcida magia. Sonrío porque tiene razón, él es guapo y exitoso, pero tiene desviaciones extrañas e incomprendidas. De algún extraño modo somos un maldito complemento. —Ya es tarde, será mejor que me vaya a casa. —Ve con cuidado, ama. SANTIAGO Mi vida ha dado un giro drástico, pensé que no volvería a encontrar una buena ama. Aún no sé cómo exactamente pasó toda esta mierda. Iba a la escuela preparatoria cuando descubrí que me gustaban estos roles. La prefecta Dana era una mujer muy sexy, era joven y tenía un cuerpo espectacular. Mis compañeros y yo esperábamos en las escaleras cuando ella subía solo para verle los panties y, aunque sus faldas eran largas, se podía apreciar bien todo cuando subía las escaleras. Era una mujer tremenda, llena de coraje y valentía. Era necesario tener coraje y valentía para guiar a una turba enloquecida de hormonas masculinas. Estudié en una escuela donde la mitad era para los hombres y la otra para mujeres. Nunca nos juntábamos, una enorme barda dividía cada sección, así que lo más cercano que teníamos a una chica guapa era la prefecta. Adopté un mal comportamiento solo para que Dana me gritara y me castigara. Recuerdo que me exitaba mucho cuando se ponía frente a mí y con su bastón de fierro me golpeaba con fuerza las piernas o los hombros cada vez que me movía de mi lugar de castigo. Pasaba horas en el aula de reformación con tal de tenerla junto a mí, gritando y diciendo cosas hirientes. Después de que salí de la preparatoria entablé una relación con una compañera de la universidad, ella era bonita y bien educada. En pocas palabras, ella era una niña de esas que sabes que en un futuro serán unas excelentes esposas. Venía de una buena familia con un excelente apellido. La directora estaba complacida con Aurora Cornejo como la novia de su único hijo. Todo iba bien hasta que conocí a Suzanne, una chica con porte gótico y una personalidad bastante enérgica. Una mañana de abril estaba en la cafetería con Aurora y otros amigos. De repente me apeteció un capuchino y me acerqué a la barra para pedir uno para mí y otro para Aurora. No me fijé que Suzanne estaba a un costado mío, esperando su pedido. Derramé sobre la chica casi todo el contenido de las tazas de café. Está pegó el grito en el cielo y, como es natural, comenzó a insultarme. En lugar de responder a sus insultos o mínimo pedir una disculpa, me quedé como idiota mirando a la chica gótica que me insultaba con furia. Disfruté mucho de sus gritos e insultos, sentí mucha exitación. Solté la charola y la besé por la fuerza. Recuerdo que hubo silencio en ese instante, nadie se podía creer que estuviera actuando de una manera tan irracional. Por supuesto, Aurora terminó conmigo después de que no supe darle una explicación satisfactoria al respecto. Un mes más tarde, Suzanne y yo comenzamos a salir. Me volví hombre entre sus brazos y fue ella quien me introdujo en el mundo del b**m. Fue toda una locura que me hace sonreír cuando me acuerdo. El maldito teléfono suena sin parar, ya son más de las once de la noche. "¿Quién diablos llama a esta hora?" Pongo los ojos en blanco y me levanto del sillón para coger el teléfono. "¿Sí?" "Ya ocurrido algo inesperado, la directora le solicita su presencia en la funeraria 'Los ángeles'. Por favor, no demore en llegar", dice Cristal, su secretaria de veinticuatro horas. "¿Quién se murió?", inquiero asustado. "Solo venga de inmediato", cuelga la llamada. >, pienso mientras colocó el teléfono sobre la mesa. No puedo ni adivinar quién a parecido, la directora tiene dos hermanas, de las cuales solo una es algo cercana a ella. Y digo algo cercana porque la directora es insoportable. La tía Claudia le quitó el habla la noche que acudimos a su cumpleaños número cuarenta, a la bendita directora se le ocurrió humillar a su hermana de la manera más grosera posible. Me resulta incómodo recordar aquella noche. La tía Isabel medio le habla porque su hija menor está estudiando literatura y desea obtener un buen puesto dentro de la revista. Voy a mi habitación para cambiarme la ropa y peinarme. Pensaba dormir después de la visita de Sahara. Tomo mi cartera y mis llaves para salir hacia la funeraria. Queda algo lejos de mi departamento, no sé ni por qué accedí a ir. Busco un buen lugar para estacionar mi auto al momento de llegar. Hay muchos autos, pero ninguno que me resulte familiar. Bajo de mi auto y me dirijo a la entrada con paso lento, mirando a la gente que está en la parte de afuera fumando y bebiendo café. No conozco a nadie, ¿quién habrá sido? En la entrada está Cristal. Me estaba esperando. —Qué bueno que llegó, la directora lo está esperando. —¿Quién se murió? —le susurro. No dice nada. Camino tras ella, la directora se encuentra sentada en las sillas que están de lado izquierdo al ataúd. Me siento junto a ella. —¿No trajiste flores? —¿De dónde quiere que saque flores a esta hora de la noche? —Ve a dar tus condolencias a la familia. —¿Familia de quién? —La joven que llora desconsolada frente al ataúd será tu futura esposa. —¿Qué? ¿Quién lo dice? Yo me voy a casar con quién yo quiera. Me jala del brazo mientras se levanta. Me levanto con ella, caminamos juntos hasta el ataúd. —Mi más sentido pésame, querida —la directora le da un abrazo a la chica que llora desconsolada. —Gracias, madame. No le he visto la cara, pero su voz me suena conocida. Se me hiela la sangre cuando voltean ambas hacia mí. Trago saliva y me quedo quieto. Ella se lanza a mis brazos y vuelve a soltar el llanto. La directora me hace señas para que la abrace y la consuele. Con mi brazo derecho la abrazo y le acaricio la cabeza con la mano izquierda. —Mi papá se nos adelantó en el camino —dice ella entre sollozos. —L-l-lo siento. —Me alegra que estés aquí, tus brazos me proporcionan mucho consuelo. ¡Qué locura! Es algo totalmente inesperado, nunca pensé volver a verla. —Aurora, cariño, tu tío llegó —le dice Mariana, su Nana. Ha envejecido mucho, pero todavía la recuerdo. Ella preparaba los pastelillos más sabrosos de todo el mundo. Aurora le pedía que los hiciera para mí cuando iba de visita a su casa. La suelto para que vaya a atender a su familia. Vuelvo a mi silla junto a la directora. —¿Qué se supone que significa esto, directora? —Siempre me gustó Aurora para tu esposa, pensé que se quedarían juntos hasta el matrimonio. No esperé que fueras tan imbécil como para dejar a una chica como ella para correr a los brazos de una loca. —Ella y yo terminamos para siempre, es absurdo que nos quieras juntar en el funeral de su padre. —Escucha bien, Aurora es hija única, las empresas de su padre van a pasar a manos de su esposo. Me he acercado mucho a su madre en estos dos años, nos encontramos con frecuencia en el club. Aurora es soltera, tiene inclinación hacia la moda y no desea hacerse cargo de las empresas de su padre. Si lo piensas bien, te conviene. Tú no deseas heredar la revista, podrían cambiar de papel. Aurora se hace cargo de la revista y tú de las empresas de su padre La miro despectivamente, parece que ya lo tiene todo planeado. —No estoy de acuerdo. —No te pregunté si lo estabas, esto es un hecho. Aurora está de acuerdo y su madre también.
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