Él deja salir un suspiro caliente en mis labios entreabiertos para besarme, comerme la boca sería el sinónimo, acompañado del saboreo de mis ganas de él. Estamos a punto caramelo como diría un experto en postres, y realmente no quiero llegar a la cena, quiero este dulce. ─Disculpen… su auto está aquí─ menciona interrumpiéndonos el Valet, que también nos entrega nuestras cosas. Miro de nuevo a Kilian quien me sonríe. ─Cuídamelas un momento, te pagaré el doble─ demanda Kilian hacia el pobre chico que parecía nervioso por lo imponente que es mi hombre. Decido dejarme llevarme una vez por él, entrando de nuevo al lugar. Con pasos apresurados encontramos uno de los baños. Él cierra la puerta y me levanta sentándome en el lavamanos, levantándome el vestido, el frío mármol dorado me provo

