Pasamos de ser el mejor besador (sin un ganador claro), a la mejor sensación a través de la ropa, a la mejor sensación de pechos femeninos sin ropa, a la mejor mamada, a la mejor follada. La progresión tardó un poco, y me preocupaba que Mel y Carter se retiraran. Carter disfrutaba mucho follándome, y de alguna manera logró aguantar el orgasmo más que Steve. A Mel le gustaba Steve, y confesó que parte de su fantasía era ser poseída por el chico de la portada de una de esas novelas desgarradoras, ergo Fabio, ergo Steve. No me decepcionó. Intercambiamos parejas, y él sabía lo que hacía. Le pedí a Tom que se acercara a Sheila, y él desplegó su encanto natural, que había sido tan dulce y cautivador en Santa Cruz. Tom supo lo que quería para la noche en cuanto le hice la sugerencia. A Sheila le

