Elsa sonrió. "Ambas queríamos nuestra privacidad en caso de que estuviéramos seduciendo a algún chico, y si viviéramos juntas estaríamos... bueno... follándonos todo el tiempo".
Me reí: "Entonces, ¿qué hay de malo en eso? Eso es lo que quiero hacer con ustedes dos".
Cindy intervino: "Nos moriríamos de hambre y perderíamos mucho trabajo".
Elsa dijo: «Tienes que entender que hablaba en serio cuando dije 'todo el tiempo'. Cuando hemos tenido la oportunidad y las ganas, hemos pasado el día entero teniendo sexo: sin comer, solo sexo y muchos orgasmos».
Estábamos a tres metros de la puerta de mi apartamento cuando empezaron a caer sus prendas: un suéter por aquí, una blusa por allá, una camiseta de diseñador sexy en el sofá, dos pantalones cortos en el sillón y tangas en el suelo, a la entra
