Capitulo. 1

1602 Words
La pequeña rubia apenas y despertaba en una habitación extraña. Confundía observo el lugar y comenzó a desesperarse al recordar lo ocurrido. "No tuve tiempo ni de llamar a Mamá o a Nona, pues está ultima aterrada entro en el baño y de un tirón me saco de allí. Su cuerpo entero temblaba pero aún así me refugio en su regazo y me llevo consigo por las escaleras donde nos encontramos con mi madre. — ¡Rápido a las caballerizas! — Ordeno ella corriendo junto a Nona.  Yo no lograba ver mucho de lo que sucedía, pues Mamá no tardó en recibirme en sus brazos ocultando mi rostro en su pecho. No importa cuántas preguntas le hice, ella no respondió ninguna. Yo solo escuchaba disparos y gritos que me aterrorizaban. — ¡Max! ¡Mami, Max! — Grite soltándome de mi madre. Había visto a mi cachorro escondido en un rincón de la cocina. No sabía que pasaba, pero no iba a dejarlo ahí. Mamá alarmada corrió detrás de mí. Cargue a Max en mis brazos en el momento en que tras un gran estruendo la puerta principal cayó al suelo hecha pedazos. Chille aterrada pero mis gritos fueron opacados por los alaridos de Nona. De pronto un fuerte sonido hizo que me encogiera en el lugar. Tenía tanto miedo, solo quería que Nona me cargará de nuevo. Pero para cuando levanté la vista de nuevo pude observar su cuerpo tendido en el suelo. — Mami. Nona... — Murmuré, mi mano temblorosa la señalo mientras bajo su cuerpo un grueso líquido rojo comenzaba a esparcirse.   Mi madre se cubrió la boca conteniendo sus sollozos y pronto escuchamos más gritos. Mamá se tiro al suelo junto a mi y de un tirón me hizo entrar a un gabinete junto a ella, me mantenía en sus brazos a pesar de que ella también temblaba como una hoja. Quería llorar pero Mamá me tapo la boca. Por la r*****a que había dejado abierta ella observaba lo que pasaba mientras yo no entendía nada, en mi mente me figuraba pensamientos sobre los monstruos de mis pesadillas. Mamá sollozaba y tenía pequeños espasmos, yo no entendía que decían esos monstruos pues hablaban en un idioma extraño para mí. " Luego de unos minutos Chiara se aseguro de que los sicarios que las buscaban se fueran de la cocina y salió de allí arrastrando a su hija consigo, miro el cuerpo inerte de Nona en el suelo y sus ojos volvieron a humedecerse, pero no podía permitirse eso, su prioridad era sacar a Irina de allí. La tomo en brazos ocultando su rostro en su pecho para que no mirara esa horrible escena y se echo a correr fuera de la casa. Cuando diviso las caballerizas un hombre castaño y con barba le abrió la puerta con un rifle en mano para defenderse. — ¿Donde están los demás? — Pregunto Raúl alarmado al solo verlas a ambas. Chiara negó con la cabeza intentando contener las lágrimas, solo ellos tres habían escapado del horror que se desato en la casa. Raúl sin preguntar nada mas saco dos caballos y se subió a uno, entonces Chiara le paso a la niña y este la miro confundido. — Estará más segura contigo, a mi me conocen. — Explico la mujer. "Mamá me paso a mi cachorro y lo coloco en mi regazo, me sonrió con lágrimas en los ojos y acaricio mi cabello. Hoy entiendo que fue una despedida... — Sujétate fuerte cariño... Irina pase lo que pase necesito que seas fuerte, fuerte y muy valiente hija. — Me pidió y yo asentí sin entender muy bien. " Antes de que la pequeña pudiera decir algo Raúl la cubrió con su enorme poncho e hizo andar al caballo saliendo a gran velocidad del lugar, Irina se tranquilizo un poco al ver que su madre venía detrás de ellos en otro caballo. No comprendía nada, pero sin duda no quería alejarse de su madre. De pronto dos camionetas negras aparecieron entre la maleza y comenzaron a perseguirlos, el sonido de las balas la aterraba pero afortunadamente Raúl era muy bueno cabalgando y no había dejado que les dieran. La cerca del vecino quedaba a unos kilómetros pero si les seguían disparando no lo iban a lograr. Irina al estar de espaldas observo como su madre se desviaba del camino llevándose consigo a una de las camionetas, la niña comenzó a desesperarse al no ver a su madre pero no tuvo mucho tiempo para pensar pues en cuestión de segundos la otra camioneta los envistió haciendo que cayeran del caballo. "Lo último que recuerdo es sentir un intenso dolor en la cabeza y ver todo borroso... " Los ojos de la pequeña rubia se cristalizaron y no tardo mucho en comenzar a llorar, miro el lugar donde estaba y eso solo logro aumentar su llanto, estaba en un lugar extraño sin su madre. El lugar era muy lúgubre para ella pues era frío y oscuro, no tenía ventanas y las paredes era de un color grisáceo, además de ello solo había una cama y un armario pequeño. Irina se abrazo a la almohada aterrorizada, ni siquiera quería bajar de la cama. Entonces escucho pasos que gracias al eco de lugar se hacían más sonoros, la pequeña aterrada se acurruco en un rincón colocando la almohada frente a ella intentado cubrir su pequeño cuerpo a modo de escudo. Finalmente la puerta se abrió y un hombre rubio de ojos oscuros entro a paso firme, Irina lo miro curiosa pues estaba vestido como uno de esos modelos de las revistas de su madre... Pero aun así se aferro aun más a la almohada. "Es gracioso ¿No? A esa edad la mejor idea que tuve para protegerme fue cubrirme con una almohada, hoy las cosas serían un poco diferentes... Que adorable y ridícula es la inocencia. " — Al fin despertaste — Hablo el hombre con una voz gruesa que la hizo temblar. — No te asustes, no te hare daño — Dijo agachándose frente a ella. Pero de nada sirvió pues Irina no lograba entender nada, para ella el hombre hablaban como un alienígena... Tal vez eso era, un alienígena que se había disfrazado de humano como en el capítulo de aquella caricatura... Se encogió más en el rincón en respuesta a ese pensamiento. Entones recordó lo que le había pedido su madre... Debía ser fuerte y valiente. — ¿Dónde está mi Mamá? — Logro formular su pregunta sin tartamudear. El hombre la miro sorprendido, la niña temblaba en ese rincón y su primera pregunta era por su madre, pensó que tal vez le preguntaría donde estaba o si le haría daño. Pero no. Él no era una persona dulce y cariñosa, es más, acostumbraba a decir las cosas a la cara lastimara a quien lastimara. Pero esos ojos claros que ahora estaba llenos de lágrimas le recordaban a Chiara... — Estas a salvo Irina, pudimos llegar a tiempo y evitar que te hicieran daño. — Hablo él esta vez en italiano para que la niña le entendiera. Pero a Irina en lugar de tranquilizarle esa respuesta lo único que consiguió fue asustarla más, él no le había respondió su pregunta y eso no le gustaba. — ¿Dónde está mi Mamá? — Volvió a preguntar un poco más firme. El hombre suspiro, debía contestarle o corría el riesgo que la niña gritara o hiciera un berrinche. El no sabía cómo tratar a los niños, su esposa se encargaba de eso, además de que durante su niñez él casi no había visto a sus hijos por lo tanto no había lidiado con sus berrinches como él los llamaba. — Irina escucha... No pudimos llegar a tiempo para ayudar a tu madre... Ella murió, ya no está más en este mundo — Le aclaro en tono neutro. Irina al escuchar aquello se quedo en shock sus ojitos volvieron a llenarse de lágrimas y oculto su rostro en la almohada, la pequeña temblaba y respiraba con dificultad, su llanto no paraba y su cabeza comenzaba a darle vueltas. No podía, simplemente no podía haber perdido a su madre. — Irina. — La llamo el hombre pero ella lo ignoro, solo quería que su Mamá volviera y la abrazara. El hombre no dispuesto a quedarse más tiempo en aquella habitación pues comenzaba a desesperarse por el llanto de la niña, la zarandeo un poco consiguiendo que lo mirara asustada. — Escúchame bien Irina, tu madre ya no está pero tu sí. No arreglas nada llorando. — Le dijo con rudeza. — De ahora en adelante vivirás conmigo y mi familia ¿Entiendes? — Irina asintió más por miedo que por otra cosa. “Él se levanto y camino a la puerta sin siquiera mirarme, me quede allí, sentada mirando su ancha espalda solo pensando que ese hombre era un monstruo cruel y malo." — En el armario tienes ropa y algunas cosas que necesitaras, vendré por ti para cenar. No te acostumbres mucho a este lugar, pronto nos iremos — Dijo antes de salir. — ¡Espera! — Grito deteniéndolo. — ¿Quién eres? — Pregunto bajándose de la cama por si intentaba irse. Él se quedo callado unos segundos y los músculos de su espalda se tensaron, sin embargo no se giro a mirarla. — Mi nombre es Sebastián Ferrer... — Le informo — Tu padre — Suspiro finalmente y salió de la habitación dando un portazo. "Yo me quede allí mirando la puerta en completo silencio... Ese hombre no podía ser mi Papá"
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