Naturalmente, Clea se partía de risa mientras metía y sacaba el dedo; despacio al principio, luego más rápido. Vaya, pensé en buscar un bote de lubricante, pero pensé que eso solo la animaría. Así que, mientras su dedo se movía, de verdad, sentía que se me había metido casi treinta centímetros en el culo, me sugirió: «Tranquilo, Dave, vamos, ¡pruébalo! ¡Oye, quizá te guste! ¡Caramba, a mi estúpido novio sí que le gusta!». Bueno, fue diferente, de hecho, bastante interesante, supongo; y bueno, ¡al menos no dolió! Sí, pero entonces sus suaves labios se metían y se separaban de la punta de mi polla, y bueno, su dedo empezaba a sentirse bastante bien. A Clea le encanta hacer eso de hacer popping en la punta, y además chupa de maravilla. Estaba empezando a pensar en llenarle la boca con una car

