Dios mío, soy adicta a las pollas. Vale, ¿y qué si es la polla de mi hermanastro a la que yo también soy adicta? Vaya, ya ha pasado una semana desde aquella tarde en que masturbé por primera vez a mi hermano Dave y me envié su semen a raudales hasta la garganta. Ahora, todas las noches, me colaba en su habitación, le quitaba las sábanas y le agarraba un puñado de polla dura y caliente. Me gustaba tener que apartarle la mano primero; que era casi siempre. Mi hermano pequeño es un cachorrito cachondo; bueno, vale, es un cachorrito con una polla impresionante. Siempre encendía la luz, y no para que pudiera deleitar sus ojos hambrientos con chicas desnudas. La mayoría de las veces lo hacía rapidísimo; de verdad, ¡no podía evitarlo! Como dije, ya ha pasado una semana, y todavía no le he hecho s

