Rápidamente recordé que algo faltaba, algo en lo que habían hecho especial hincapié. Metí la mano en el bolsillo interior de mi saco y extraje el pequeño collar que me habían dado en mi última reunión con la SDMF. Me lo puse. —¿No necesito una máscara? — pregunté, de pronto, alarmada. —No digas estupideces — cortó simplemente el hombre. A pesar de que intentaba lo contrario, su voz era sumamente juvenil. En eso el golpe en la puerta nos sacó de mis cavilaciones. Iba a abrir inmediatamente, pero el joven me detuvo. —Abre cuando esté a punto de golpear de nuevo. Miré por la mirilla. Ahí estaba esa mujer, ligeramente más joven que yo o incluso de mi edad. Vestida con un gris suéter holgado y jeans. Tenía ojos cafés grandes y un cabello castaño que le caía sobre la espalda. Se le veía pr

