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3604 Words
una semana después... Eliza. Después de ese día no volvió a preguntar lo que paso con mi padre y aunque se le veían la ganas, estábamos en mi oficina ablando de negocios cuando de la nada cambiamos el tema y terminamos así, todo paso normal fuimos al viaje tuvimos mucho sexo y trabajo y regresamos para volver a la rutina. Mis encuentros con el siempre eran así de intensos, tanto que a veces pensaba que solo se aprecia aquí para tener sexo rápido en sus momentos de estrés me subió a mi escritorio en un santiamén para empezar a subir mi falda de tubo con desespero para luego bajarme las bragas, no me dio tiempo a protestar siquiera a asimilar, solo se puso el preservativo y se enterró en mi como un loco, como si quisiera dejar algo en claro. Cole a veces solía ser inoportuno, pero a veces más de la cuenta, entro mirando su celular en sus manos, todavía no savia que estaba de entrometido hasta que por obra del destino miro mis bragas aventadas en el suelo, se quedó mirando un segundo para luego girar su cabeza al enfrente, abrió muchos los ojos, salió como un rayo de la oficina azotando la puerta, pero a Prescott no le importo en lo más mínimo que cole estuviera aquí unos segundos mirando o escuchando simplemente siguió empujando más fuerte asiéndome gemir más alto asiéndome para después acompañarme llenándome de él. Acabamos y el solo se despidió con un beso y salió de la oficina, fui al baño de mi oficina para arreglarme un poco y salir tras mi amigo no sabía que hacer o que decirle él estaba bastante sorprendido y no quería que reaccionara mal porque de seguro ya estaba pensado mal de mí, no quería que pasara no con él quería que fuera el mismo que yo conocí esperaba que con esto se tranquilizara un poco tal vez si le decía la verdad el seria honesto conmigo. - cole... amigo de verdad no tuviste que ver eso... no sé qué decirte – dije sobando mi rostro mientras este se puso rojo como un tomate – no se que decirte pero si quieres que me lamente no lo are y no pienso pedir perdón por buscar placer en un hombre - podrías empezar por el principio - me dijo con una sonrisa coqueta - yo solo estoy pensando porque no me dijiste que salías con el jefe y desde cuando tienes sexo con ese hombre Solté una carcajada pensando que en vez de hacerme un drama pensando que era una cualquiera el me hacia un berrinche por no decirle que me tiraba al jefe o que salía con él, así que solo esperé a que mi ataque de risa parara. - solo es una distracción para mí – dije alzando los hombros – solo sexo sin ataduras. - yo entiendo mujer– dijo asombrado sacudiéndome los hombros – pero con el jefe? - que tiene de malo – dije mirándolo a los ojos – el no busca una relación sentimental y yo tampoco la verdad, ¿a que has ido a interrumpir a mi oficina cuando estaba ocupada? - por que es la hora de el almuerzo así que dije haaa por que no voy a buscar a mi amiga para invitarle a comer, pero me encontré con una escena demasiado mmm intensa – solté una carcajada - claro tengo mucha hambre – dije sobando mi estomago - cómo no – dijo soltando una carcajada – después de los gritos que te sacaba como no tener hambre Le di un buen golpe en el pecho tratando de dejar de reírme y ponerme colorada por las ocurrencias que decía, aunque la verdad es que cada ves que estaba con el siempre era así de hambrienta, seguimos platicando todo el rato mientras me seguía asiendo burla por ver mi trasero y mis bragas. Prescott Maldita la hora en la que se me ocurrió hacerlo en su oficina en donde por lo vistos todos entran como don juan por su casa, no me importaba lo que mis empleados dijeran o pensaran de mí, cuando estaba con Eliza no me importaba incluso si era su amigo, me molestaba que me interrumpiera incluso si se trataba de sexo así que solo seguí arremetiendo y entando a ese lugar en el que me encantaba estar. Estaba en mi oficina esperando a un cliente que quería trabajar conmigo era el tipo que avía tocado a Eliza que avía resultado ser su padre de ella, no tenían buena relación y eso se notaba en el cómo se hablaban, ella no le daba importancia a eso así que yo tampoco lo aria, ese era un problema que no rea mío solo de ella, pero eso ahora no importaba lo que importaba era mi contrato millonario que esperaba, solo esperaba no quisiera cambiar de parecer de n momento a otro. Mi secretaria me avía informado que el hombre quería ir a un restaurante cerca de la oficina, lujoso y caro a comer cerrar el contrato lejos de la presencia de su hija, aceptaba eso porque no avía comido nada en la mañana cuando salí de casa por las prisas así que le deje un mensaje a Eliza ya que ella era mi asistente y por ende tenía que saber mi paradero y salí a encontrarme con él al final los dos no querían tenerse cerca uno del otro. Cuando llegué lo vi revisando la hora en su reloj y no era tarde pero al parecer él tenía prisa de acabar con la comida de negocios y yo no tenía prisa pero iría al grano para que acabáramos lo más rápido posible sin necesidad de conocernos más. - buenas tardes - dije cortes mientras me sentaba enfrente a el - señor Patterson. - joven Prescott - dijo con una sonrisa en el rostro - vayamos al grano que tengo otros compromisos familiares que no puedo cancelar Dijo con una sonrisa, como si en verdad Eliza no existiera en su vida de el ni en la de los demás familiares. - bueno entonces vallamos al grano - dije coincidiendo con su idea y sacando unos cuantos papeles de mi maletín - solo firmemos el contrato y todo estará resuelto - dije seguro de mis palabras - a los dos nos conviene ya hemos leído el contrato una vez y los dos estuvimos extras personalmente y todo estaba bien. - solo quiero proponer una condición más - dijo acomodando sus manos al frente y olvidando la felicidad con la que venía por su familia - solo que esta vez no va a ser de trabajo. Sabia mas o menos a donde quería llegar. - solo si esta en mis manos ayudarle. - quiero que despida a la señorita... Miller - que directo y seguro de sus palabras, y con esa mirada, esa misma mirada de Eliza. -No hay ningún motivo por el cual deba despedirla, es eficiente en su trabajo - no lo iba a hacer sin una justificación valida. - digamos que la conozco y no me gustaría que le estafara a usted. - con todo el respeto que se merece señor Patterson, pero eso es algo que no le concierne a usted – dije directa y fríamente, no solía hacer caso de nadie mas que de mi mismo, nunca nadie que quisiera trabajar conmigo ponía condiciones personales. - entonces no creo que pueda asociarme con usted yo no lo necesitaba era el mejor en los negocios, este contrato solo iba a hacer una inversión, era uno de los mejores, el numero uno incluso tenía el imperio más grande a nivel mundial no dejaría que alguien con esta persona me intimidara de ninguna forma el era uno de los mejores igual en su ámbito laboral, era poderoso si, pero no tanto como yo. - Dígame por que la odia - me recargue en asiento y lo analice – yo reconsiderare si quiero volver a hacerle un contrato con usted Estaba molesto y no le daría el gusto, pero quería saber que era lo que iso que la exiliaran de su propia familia quería saber si era algo que de verdad valiera la pena como para que este hombre le intente arruinar la vida a su hija. - porque ella robo miles de dólares de mi familia -se notaba la rabia y la tristeza en su mirada como sido verdad le hubiera afectado que su propia hija tomara unos pocos miles de su cuenta, la mirada inexpresiva volvió y con eso unas palabras más – ella me robo y no permitiré que este cerca de mi de ninguna forma, así que decida ya - entonces por eso es que odia a su hija - dije cerio - lamentablemente lleva mi sangre - dijo mirando a la nada – pero no la considero mi hija ahora ni nunca. Entendía la manera en que se sentía, pero no consideraba que eso fuera un motivo para que el la dejara sola, el era poderoso y no creo que se enojara solo por que ella avía tomado unos miles de lo que al fina el le daba en la vida. - entonces fue un gusto conocerlo – dije mientras me levantaba – no acostumbro a hacer este tipo de cosa solo por dar gusto así que asta acá queda nuestro encuentro - entonces prefiere tener ha esa ladrona cerca – dijo con enojo dando un golpe en la mesa Era completamente un tempano de hielo en los negocios y no toleraba este tipo de comportamientos de nadie ni si quiera de mi familia, a Eliza la podía despedir si yo quería no porque el quisiera. Sali dejándolo solo con sus griteríos, pronto prensa estaría ablando de esto y me preguntaba qué le diría el a ellos, si no sabia que tenia una hija sin dar a conocer. Deje de pensar en eso y decidí divertirme un rato asi que tome mi celular y marque ese numero Un pitido Dos... Tres... Cuatro... - sí señor Prescott - contestó con esa voz dulce y sensual a la vez. - te quiero en mi oficina cuando llegue - le dije sin dejarla hablar mas - necesito aclarar algo contigo Me divertiría un poco con ella y después hablaría de esto con ella, era directa cuando quería y tenia un genio de los mil demonios pero de lo poco que la conocía, nunca la vi triste ni pensando en otra cosa que no fuera ella, su bienestar y su vida, tal vez lo que su padre decía de ella era verdad, y ella era una ladrona pero siempre avia motivos detrás de una acción. Y DE REPENTE SE ME VIENE EL MUNDO ENCINA PERO NO TE PREOCUPES QUE ME PARO SOLA una semana después... Eliza. Después de ese día no volvió a preguntar lo que paso con mi padre y aunque se le veían la ganas, estábamos en mi oficina ablando de negocios cuando de la nada cambiamos el tema y terminamos así, todo paso normal fuimos al viaje tuvimos mucho sexo y trabajo y regresamos para volver a la rutina. Mis encuentros con el siempre eran así de intensos, tanto que a veces pensaba que solo se aprecia aquí para tener sexo rápido en sus momentos de estrés me subió a mi escritorio en un santiamén para empezar a subir mi falda de tubo con desespero para luego bajarme las bragas, no me dio tiempo a protestar siquiera a asimilar, solo se puso el preservativo y se enterró en mi como un loco, como si quisiera dejar algo en claro. Cole a veces solía ser inoportuno, pero a veces más de la cuenta, entro mirando su celular en sus manos, todavía no savia que estaba de entrometido hasta que por obra del destino miro mis bragas aventadas en el suelo, se quedó mirando un segundo para luego girar su cabeza al enfrente, abrió muchos los ojos, salió como un rayo de la oficina azotando la puerta, pero a Prescott no le importo en lo más mínimo que cole estuviera aquí unos segundos mirando o escuchando simplemente siguió empujando más fuerte asiéndome gemir más alto asiéndome para después acompañarme llenándome de él. Acabamos y el solo se despidió con un beso y salió de la oficina, fui al baño de mi oficina para arreglarme un poco y salir tras mi amigo no sabía que hacer o que decirle él estaba bastante sorprendido y no quería que reaccionara mal porque de seguro ya estaba pensado mal de mí, no quería que pasara no con él quería que fuera el mismo que yo conocí esperaba que con esto se tranquilizara un poco tal vez si le decía la verdad el seria honesto conmigo. - cole... amigo de verdad no tuviste que ver eso... no sé qué decirte – dije sobando mi rostro mientras este se puso rojo como un tomate – no se que decirte pero si quieres que me lamente no lo are y no pienso pedir perdón por buscar placer en un hombre - podrías empezar por el principio - me dijo con una sonrisa coqueta - yo solo estoy pensando porque no me dijiste que salías con el jefe y desde cuando tienes sexo con ese hombre Solté una carcajada pensando que en vez de hacerme un drama pensando que era una cualquiera el me hacia un berrinche por no decirle que me tiraba al jefe o que salía con él, así que solo esperé a que mi ataque de risa parara. - solo es una distracción para mí – dije alzando los hombros – solo sexo sin ataduras. - yo entiendo mujer– dijo asombrado sacudiéndome los hombros – pero con el jefe? - que tiene de malo – dije mirándolo a los ojos – el no busca una relación sentimental y yo tampoco la verdad, ¿a que has ido a interrumpir a mi oficina cuando estaba ocupada? - por que es la hora de el almuerzo así que dije haaa por que no voy a buscar a mi amiga para invitarle a comer, pero me encontré con una escena demasiado mmm intensa – solté una carcajada - claro tengo mucha hambre – dije sobando mi estomago - cómo no – dijo soltando una carcajada – después de los gritos que te sacaba como no tener hambre Le di un buen golpe en el pecho tratando de dejar de reírme y ponerme colorada por las ocurrencias que decía, aunque la verdad es que cada ves que estaba con el siempre era así de hambrienta, seguimos platicando todo el rato mientras me seguía asiendo burla por ver mi trasero y mis bragas. Prescott Maldita la hora en la que se me ocurrió hacerlo en su oficina en donde por lo vistos todos entran como don juan por su casa, no me importaba lo que mis empleados dijeran o pensaran de mí, cuando estaba con Eliza no me importaba incluso si era su amigo, me molestaba que me interrumpiera incluso si se trataba de sexo así que solo seguí arremetiendo y entando a ese lugar en el que me encantaba estar. Estaba en mi oficina esperando a un cliente que quería trabajar conmigo era el tipo que avía tocado a Eliza que avía resultado ser su padre de ella, no tenían buena relación y eso se notaba en el cómo se hablaban, ella no le daba importancia a eso así que yo tampoco lo aria, ese era un problema que no rea mío solo de ella, pero eso ahora no importaba lo que importaba era mi contrato millonario que esperaba, solo esperaba no quisiera cambiar de parecer de n momento a otro. Mi secretaria me avía informado que el hombre quería ir a un restaurante cerca de la oficina, lujoso y caro a comer cerrar el contrato lejos de la presencia de su hija, aceptaba eso porque no avía comido nada en la mañana cuando salí de casa por las prisas así que le deje un mensaje a Eliza ya que ella era mi asistente y por ende tenía que saber mi paradero y salí a encontrarme con él al final los dos no querían tenerse cerca uno del otro. Cuando llegué lo vi revisando la hora en su reloj y no era tarde pero al parecer él tenía prisa de acabar con la comida de negocios y yo no tenía prisa pero iría al grano para que acabáramos lo más rápido posible sin necesidad de conocernos más. - buenas tardes - dije cortes mientras me sentaba enfrente a el - señor Patterson. - joven Prescott - dijo con una sonrisa en el rostro - vayamos al grano que tengo otros compromisos familiares que no puedo cancelar Dijo con una sonrisa, como si en verdad Eliza no existiera en su vida de el ni en la de los demás familiares. - bueno entonces vallamos al grano - dije coincidiendo con su idea y sacando unos cuantos papeles de mi maletín - solo firmemos el contrato y todo estará resuelto - dije seguro de mis palabras - a los dos nos conviene ya hemos leído el contrato una vez y los dos estuvimos extras personalmente y todo estaba bien. - solo quiero proponer una condición más - dijo acomodando sus manos al frente y olvidando la felicidad con la que venía por su familia - solo que esta vez no va a ser de trabajo. Sabia mas o menos a donde quería llegar. - solo si esta en mis manos ayudarle. - quiero que despida a la señorita... Miller - que directo y seguro de sus palabras, y con esa mirada, esa misma mirada de Eliza. -No hay ningún motivo por el cual deba despedirla, es eficiente en su trabajo - no lo iba a hacer sin una justificación valida. - digamos que la conozco y no me gustaría que le estafara a usted. - con todo el respeto que se merece señor Patterson, pero eso es algo que no le concierne a usted – dije directa y fríamente, no solía hacer caso de nadie mas que de mi mismo, nunca nadie que quisiera trabajar conmigo ponía condiciones personales. - entonces no creo que pueda asociarme con usted yo no lo necesitaba era el mejor en los negocios, este contrato solo iba a hacer una inversión, era uno de los mejores, el numero uno incluso tenía el imperio más grande a nivel mundial no dejaría que alguien con esta persona me intimidara de ninguna forma el era uno de los mejores igual en su ámbito laboral, era poderoso si, pero no tanto como yo. - Dígame por que la odia - me recargue en asiento y lo analice – yo reconsiderare si quiero volver a hacerle un contrato con usted Estaba molesto y no le daría el gusto, pero quería saber que era lo que iso que la exiliaran de su propia familia quería saber si era algo que de verdad valiera la pena como para que este hombre le intente arruinar la vida a su hija. - porque ella robo miles de dólares de mi familia -se notaba la rabia y la tristeza en su mirada como sido verdad le hubiera afectado que su propia hija tomara unos pocos miles de su cuenta, la mirada inexpresiva volvió y con eso unas palabras más – ella me robo y no permitiré que este cerca de mi de ninguna forma, así que decida ya - entonces por eso es que odia a su hija - dije cerio - lamentablemente lleva mi sangre - dijo mirando a la nada – pero no la considero mi hija ahora ni nunca. Entendía la manera en que se sentía, pero no consideraba que eso fuera un motivo para que el la dejara sola, el era poderoso y no creo que se enojara solo por que ella avía tomado unos miles de lo que al fina el le daba en la vida. - entonces fue un gusto conocerlo – dije mientras me levantaba – no acostumbro a hacer este tipo de cosa solo por dar gusto así que asta acá queda nuestro encuentro - entonces prefiere tener ha esa ladrona cerca – dijo con enojo dando un golpe en la mesa Era completamente un tempano de hielo en los negocios y no toleraba este tipo de comportamientos de nadie ni si quiera de mi familia, a Eliza la podía despedir si yo quería no porque el quisiera. Sali dejándolo solo con sus griteríos, pronto prensa estaría ablando de esto y me preguntaba qué le diría el a ellos, si no sabia que tenia una hija sin dar a conocer. Deje de pensar en eso y decidí divertirme un rato asi que tome mi celular y marque ese numero Un pitido Dos... Tres... Cuatro... - sí señor Prescott - contestó con esa voz dulce y sensual a la vez. - te quiero en mi oficina cuando llegue - le dije sin dejarla hablar mas - necesito aclarar algo contigo Me divertiría un poco con ella y después hablaría de esto con ella, era directa cuando quería y tenia un genio de los mil demonios pero de lo poco que la conocía, nunca la vi triste ni pensando en otra cosa que no fuera ella, su bienestar y su vida, tal vez lo que su padre decía de ella era verdad, y ella era una ladrona pero siempre avia motivos detrás de una acción. Y DE REPENTE SE ME VIENE EL MUNDO ENCINA PERO NO TE PREOCUPES QUE ME PARO SOLA.
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