Álvaro Duarte
Miro a Juliana como regresa a la cama después de haber pedido el desayuno a la habitación, se ve tan antójale con mi camiseta puesta, al caminar se levanta hasta quedar debajo de sus nalgas. Con sólo verla mi m*****o ya se ha endurecido, trato de pensar en otra cosa, pero no puedo despegar mi vista de sus piernas, joder, es mi esposa, pero tengo que respetar su decisión de esperar, valdrá el esfuerzo lo sé.
Por ahora estoy sumamente feliz de tenerla a mi lado, es cuestión de tiempo para que pronto podamos tener el matrimonio que siempre deseamos. Juliana es lo mejor que me ha pasado, me basta con poder despertar junto a ella, abrazarla y besarla.
—¿En que piensas? —pregunta serena mientras se sienta en la cama quedando frente a mi con las piernas con las piernas flexionada
