Juliana Muñoz
Me planté frente al escritorio de la secretaría de mi esposo.
—Dile a Álvaro que Juliana Muñoz desea hablar con él —le ordené en forma autoritaria, la secretaria enseguida me reconoció.
—Un momento señora —dijo ella, se levantó y entro a la oficina de Álvaro. Movía mi pie con ansiedad, tenia los papeles que mi padre me dio, ya estaban firmados por mi faltaba sólo su firma. Minutos más tarde ella salió —puede pasar.
—Gracias.
Entro a la oficina cerrando la puerta a mi espalda, con el mejor estilo que tengo al caminar. Álvaro me observa con expresión nula desde su escritorio, siento como mi corazón se encoje al verlo de nuevo, pero no voy a dejar que se de cuenta cuanta falta me hace por que antes que nada soy una mujer fuerte y no estoy acostumbrada a mostrar mis debilida
