Serem se mostraba algo tímida, pero era evidente que aquel hombre le fascinaba. Cuando por fin terminó aquella cita y salieron del cine Yagiz la miraba encantado. Habían disfrutado la película, y ella se había mostrado demasiado afectada ante la historia de amor que contaba aquel filme. Eso hablaba de su sensibilidad como mujer, y que aún le quedaban fibras sensibles, y no que estaba totalmente afectada por el interés material. Yagiz la vio derramar una que otra lágrima, y cuando por fin salieron la tomó de la mano, y ella, aunque se sorprendió por el tacto de aquel hombre, pues no se hecho a atrás. Su mano tibia era reconfortante en aquel frío invierno. Ella se debía sentir nerviosa ante ese mínimo contacto, pero no se apartó ni un poco. —¿Te gusto la película? — preguntó él divertido

