La besé con pasión y acaricié su espalda, luego recorrí su cuello y la chupe dejando una marca en su cuello. Ella me recriminó de inmediato —¡No hagas eso! Me vas a dejar marcada y la gente hablará.
—No me importa Camil, así todos sabrán a quien perteneces, estás comprometida, eres mía, no quiero nadie fije su vista en ti, esta es mi marca, indicando mi posesión sobre ti —expresé con firmeza bajando mi boca hasta capturar uno de sus pezones y mordisquearlos, ante un gemido de protesta de ella.
—¡Te equivocas! Soy de mí misma, no soy tuya. No te olvides Camillo, esto es solo sexo, mantenlo claro, yo no pienso de ninguna manera confundirme —mencionó ella con una risa de satisfacción, lo cual me molestó porque sus palabras resultaban bastante dolorosas ¿Cómo podía significar tan poco
