Capítulo 16

1589 Words
Todos se calmaron después del desayuno y decidí tomar asiento junto a la ventana desde la cual podía ver el cementerio, estuve allí por un largo rato contemplando y recordando aquel extraño momento dónde cree que uno de los árboles había tomado vida para atacarme. Mi abuela había llegado hacia poco de una reunión con sus viejas amigas, cuando me vio sentada solitaria decido hacerme compañía y se puso a tejer a mi lado. No pude evitar mirarla de vez en cuando esperando que dijera algo, siempre considere que de toda la familia ella era la más extraña y ni siquiera era una Blackallister. Sin embargo su característica más importante para mí era lo perceptivas que podía ser, es como si pudiera leer el ambiente alrededor de cada persona, cada lugar y cada situación, ella siempre sabía lo qué sucedía y decía lo correcto para cada ocasión. —Nunca he pensado que seas el tipo de persona que teja en silencio y de forma tan paciente —le dije mientras la miraba y ella simplemente se río. —Tengo mis momentos de silencio aunque no lo creas, a veces me gusta relajarme un poco y alejarme de la algarabía, deberías darte cuenta que tú y yo no somos tan diferentes cómo crees —me dijo de forma alegre. —¿Qué está haciendo exactamente? —le pregunté con curiosidad ya que lo que hacía aún no tomaba forma. —No lo sabes últimamente estado tejiendo cosas para mis futuros bisnietos, tal vez en un año dos alguien pueda usar uno de estos —comentó. —¿Estos? ¿Eso significa que ya has hecho otros o que planeas hacer muchos más? —Oh, tengo una caja llena, y te lo digo por si acaso, todos saben que ya tengo bastante edad —dijo de forma elocuente. —No digas esas cosas abuela —la regañé y ella se rió. —Bueno, y dónde está ese chico que ahora se mantiene pegado a ti, es lindo pero a veces creo que su verdadero amor es el teléfono y luego estás tú —dijo pensativa y burlándose un poco de él. —Tiene mucho trabajo por eso siempre está con el teléfono, mientras está pegado a mí se atrasa en el trabajo —me excusé por él. —Entonces si tiene tanto dinero debería conseguir más gente que le ayude, sino cuando se casen las cosas van a complicarse un poco más —me aconsejó. —Ya nos casaste y ni siquiera nos hemos comprometido —comenté un poco asustada. —Ahora no me digas que le tienes miedo al matrimonio —me dijo indignada y puso la media que estaba tejiendo a un lado —, el matrimonio hace parte de la vida, pero no significa que tenga que ser para siempre. No sé porque la gente se asusta tanto, hay que madurar y entender que ya existe el divorcio y la muerte como siempre —dijo ella y se encogió de hombros ante lo último, mi abuela a veces era demasiado directa y decía cosas que sorprendían o te hacían sentir incómoda de algún modo. —Siempre tienes una forma de decir las cosas tan única... —dije intentando no reír, entonces escuchamos pasos acercándose y qué se trataba de caer que estaba hablando con el doctor que había venido a hacerme el chequeo. —¿Encontró algo extraño? —me preguntó mi abuela y me quedé con la cabeza, se trataba más bien de que Caleb quería saber un poco más sobre el hombre y su historial. —Mi salud está bastante bien, simplemente tuve un bajón de azúcar... Nada del otro mundo —le dije y ella estuvo de acuerdo, no le gustaba cuando exageran las cosas. entonces me encontré mirando a Caleb fijamente, me puse a detallar lo como si se tratara de una pintura, si no fuera porque escuché la revise y ya de mi abuela no me habría detenido. Pero terminé sonrojada y dándole un vistazo de reojo a la mujer que había vuelto a tejer la media, dentro de poco iba a terminar e iniciar el par faltante. y pensé entonces en lo que había dicho sobre el matrimonio, entonces intenta imaginarnos a ambos yendo rumbo al altar, no estaba segura de sí usaría un vestido pomposo o sencillo, tampoco estaba segura sobre cuántos invitados tendríamos, a lo mejor sería a una pequeña escapada. —No te le quedes mirando tanto o lo vas a desgastar —se burló mi abuela finalmente. El doctor se fue poco después y Caleb finalmente se dirigió a mí, tenía en las manos unas cuantas medicinas que en realidad eran vitaminas. Incluso llevaba un vaso de agua con él para ofrecerme, luego se quedó mirando fijamente a mi abuela como si estuviera haciendo algo terrorífico. —¿Algo que deba saber? —preguntó con una cara bastante cómica. Entonces di un vistazo a mi vientre lentamente y puse mis manos sobre el, luego lo miré y pestañeé varias veces apunto de abrir mi boca. Él se me quedó mirando fijamente para escuchar lo que tenía que decir, incluso lo vi pasar un poco de saliva por su garganta e intenté no reírme como pude. —Comí mucho al desayuno creo que necesito ir a caminar —dije y él me miró confundido —, ¿por qué estás tan pálido? ¿acaso no comiste bien? Finalmente dejó salir un largo suspiro y se pasó la mano por la cabeza, luego se rió dándose cuenta que había caído en una trampa. Entonces puso las vitaminas en una de mis manos, y el vaso con agua en mi otra mano, luego se acercó a mí y me miro de cerca poniéndome un poco nerviosa antes de robarme un beso con una sonrisa pícara. —No es bueno hacer sentir nerviosa a la gente —dijo. —Bah, los jóvenes y sus muestras de amor, se les olvida que no están solos en la habitación, pues me voy... Ya no hay respeto por la gente soltera —dijo mi abuela indignada y se levantó riéndose. De ese modo dejo el espacio vacío para que Caleb pudiera sentarse a mi lado, siempre era vidente cuáles eran las intenciones de mi abuela. —Gracias —le dijo Caleb mientras la veía alejarse —, creo que de todo eres la persona más dulce de esta familia —comentó y luego miró a su alrededor dándose cuenta que realmente estábamos solos, mi madre había desaparecido en algún lado y mis hermanos habían salido hacer tonterías, mi abuela probablemente se había dirigido a su habitación para descansar un poco y mi padre seguía en aquella reunión. al darnos cuenta que no había nadie más nos quedamos en silencio durante unos segundos, luego nos volvimos al otro lentamente. Él toma mis manos en las suyas y al darse cuenta que estaba en frías las acerco a su boca para calentarlas un poco con su aliento, en ese momento recordé la escena de una película y me reí sin querer. —¿Es es aquí cuando dices "tus manos están frías"? —pregunté y él me miró confundido. —Necesitamos ir más al cine —dije en respuesta ante su ignorancia. —Necesitamos salir más ciertamente —añadió y entonces beso mis manos —. ¿A dónde te gustaría ir? ¿quisieras una cena romántica? Podríamos caminar al lado del río como en las películas, pero no sería lo mismo porque los ríos están contaminados que huelen muy mal, imagínate tal escena sería una cita horrorosa... —¿Es este tu intento de decirme que la vida no es como en las películas? —le pregunté conteniendo mi sonrisa —, no seas tan aguafiestas, no hay que destruir las fantasías de otros. —Tienes razón, se supone que no es mi deber destruir tus fantasías y no hacerlas realidad, ¿debería sorprenderte un poco? —me dijo de forma juguetona. —¿Por qué solamente un poco? ambos sabemos que puede sorprenderme mucho —dije y me acerqué a el un poco más escapando de su agarre lentamente para deslizar mis manos sobre sus mejillas y acercar su rostro al mío. —¿No estás poseída de nuevo cierto? —me preguntó fingiendo sospecha. —¿por qué lo preguntas? —Quiero estar seguro de que me va a besar la mujer de la cual estoy enamorado —murmuro mientras miraba mis labios y luego mis ojos, y así sucesivamente. —¿Qué quieres que te diga para que no desconfíes de mis puras intenciones? —le pregunté. —Ah, me dices que tus intenciones son puras... —Oh, pero me parece que este lugar no es el adecuado para... Él se cansó de esperar y puso sus manos en la parte trasera de mi cabeza para empujar mis labios sobre los de él, ni modo que terminamos besándonos y dejando de lado las palabras. Me perdí en sus brazos por un instante antes de sentir mirada sobre nosotros, pero ignoro aquella sensación y mi balance un poco más sobre él. Finalmente un ruido en la ventana hizo que nos separamos de inmediato como si fuéramos dos adolescentes que habían sido descubiertos por sus padres, pero no era así sino que había fantasmas mirándonos a través de la ventana. —¡Ya sé que están aburridos, pero por favor consigan otra entretención! —dije un poco molesta y Caleb simplemente se echó a reír.
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