Capítulo 23

1572 Words
En un minuto estábamos hablando sobre el amor y mi extraña reacción ante su confesión, y luego una luz nos iluminó desde la ventana y sentimos el golpe, fuimos sacudidos por completo y de repente vimos el mundo de cabeza una y otra vez, todo giró como un torbellino infinito mientras gritaba por la sorpresa. Cuando el mundo dejó de moverse mi cabello quedó colgando hacia el techo mientras el cinturón sujetaba mi cuerpo con fuerza, había quedado colgando adolorida y sorprendida. Respiré de forma jadeante, mientras intentaba comprender que acabábamos de sufrir un accidente, pero no podía escuchar nada aparte de mi corazón que golpeaba contra mi pecho con gran fuerza, mis oídos no se habían recuperado completamente de la explosión y ahora mantenían todo a mi alrededor en silencio. Entonces, miré lentamente hacia mí lado para buscar a Caleb, y lo llamé algunas veces aunque no podía escuchar mi propia voz, extendí uno de mis brazos hacia él y lo sacudí un poco sin obtener respuesta. Me asusté cuando vi la sangre gotear, mi mano estaba llena de su sangre y lo que veía era demasiado terrorífico cómo para describir, estaba viviendo una escena de terror y eso me llevó a gritar, no sé cómo se escuchó realmente o si salió algún sonido de mi boca porque la garganta me dolía y se sentía demasiado seca. Pero me removí en mi asiento bruscamente, desesperada por todo lo que estaba viviendo en ese momento, y luego caí contra el techo y salí del auto para buscar ayuda. Cuando salí por la ventana destrozada, vi todos los autos detenidos y la gente que salía preocupada y con curiosidad para ver si estábamos vivos, luego vi al recolector de almas mirarme desde una esquina con su mirada siniestra. Di un vistazo detrás de mí de nuevo observando el auto y buscando el otro auto que seguramente estuvo involucrado, no estaba muy lejos de nosotros, las personas habían llegado primero auxiliar aquel conductor. Estaba segura que se trataba de una mujer por su larga cabellera, aunque también pudo haber sido un hombre. Sin embargo tuve que devolver la mirada hacia el recolector de almas, porque sabía que podría intentar llevarse a Caleb. —No te acerques —le advertí de inmediato, y por primera vez pude escuchar mi voz, al mismo tiempo que escuché el ruido de la ciudad y el murmullo de las personas que se acercaban. Él no escucho mi advertencia y empezó a caminar hacia mí de forma confiada, por lo que retrocedí un poco asustada y me apresuré a rodear el auto para llegar a Caleb. Lo busqué dentro del auto y alrededor sin poder encontrarlo, hasta que finalmente vi su espíritu indagando cerca del otro auto, observaba como sacaban a la otra mujer. Pude confirmar qué se trataba de una chica por su vestuario, se veía bastante herida pero en mejor forma comparada con Caleb y conmigo. —¡Caleb! —lo llamé y él se volvió a mí de inmediato, así que empecé a correr hacia él hasta que el recolector de almas interrumpió mi pasó y se puso frente a mí. —Esta es una escena desagradable —dijo pensativo —, pero el momento de reclamar su alma ha llegado. —No. Caleb empezó a caminar hacia nosotros aunque le di una mirada de advertencia, era como si no pudiera detenerse. —Es hora de irnos —me dijo el recolector de almas y me extendió su mano —, podría llevarte conmigo y entonces ya no tendrías que sufrir más, ya no habrían más preocupaciones para tu alma, podríamos encontrar a tu hermano... —¿Qué? —pregunté confundida. —Déjame reclamar tu alma, Mara. —¿Por qué quieres mi alma? Creí que... —También me llevaré su alma conmigo, simplemente quiero darte la oportunidad de venir con nosotros... —Para llevarnos al purgatorio, ¿crees que realmente iría? Esto es absurdo... El hombre sonrío y la capucha que cubría su rostro cayó, ciertamente era el mismo recolector qué había ido a visitarme antes del año nuevo. Me miraba de forma cínica y obsesiva, algo me decía que había captado su interés y eso lo había impulsado hacerme aquella invitación. —Tu alma es diferente, Mara, eres más fuerte de lo que crees, ¿querrías ser humana y mantenerte en este mundo cuándo podrías obtener mucho más poder en la muerte? Ven conmigo... —¿De qué estás hablando? —le pregunté asustada. —Puedes ser una recolectora de almas, porque ya lo has ido antes, Mara, ha sido muchas cosas antes de esta vida... —No, ni sé de qué hablas, no quiero nada de lo que dices, no tiene en sentido para mí. —Ven, Mara —él continuó insistiendo, pero al ver que me negaba dejó caer su mano y dió un paso atrás —, él vendrá conmigo de todos modos... —¡No! —grité y empecé a caminar hacia él, pero el recolector de almas era mucho más rápido que yo y en un instante ya se encontraba junto a Caleb —. Ha llegado tu hora... El recolector de almas agarró uno de los brazos de Caleb y lo arrastró hacia él, en un segundo llevó su alma un poco más lejos para que no pudiera alcanzarlo. Pero yo empecé a correr hacia ellos y no me detuve ni un solo momento, aunque desaparecían de mi vista podía sentir hacia dónde estaban yendo. Podía sentirlo porque mi alma estaba conectada con la de Caleb, podía sentir nuestro lazo que estaba a punto de romperse si lo dejaba ir. De alguna forma inexplicable me aferré a ello, cómo si mis manos pudieran tocar aquel lazo y sujetarlo para mantenerlo cerca de mí. Así fue como entendí la razón por la cual el recolector de almas se había ofrecido a llevarme con él, porque yo obstaculizaba su misión y él no tenía el poder para llevarme junto a Caleb a menos que yo me entregara, aunque lo que había dicho seguía atormentando mi mente por alguna razón. —¡No te lo lleves! —grité mientras corría de forma desesperada, me sumergí entre la multitud de personas que se habían detenido a observar el accidente, y aquellos que intentaban hacer paso a la ambulancia que llegaba junto con la policía. —Detente —escuché el recolector de almas susurrarme al oído como si estuviera a mi lado, pero podía verlo muy lejos de mí intentando llevarse a Caleb qué luchaba contra su agarre. —¡No te pertenece! —le grité de nuevo mientras corría, y entonces escuché los paramédicos y empecé a sentir asfixia. El recolector de almas le dijo algo a Caleb y él se detuvo y me miró asustado, sabía muy bien que era lo que le había dicho pero no pensaba detenerme aún. Así que corrí aunque el aliento me faltaba y mi cuerpo me reclamaba que regresara, me llevé a mi misma más allá de los límites entre la vida y la muerte. Al ver que no planeaba detenerme Caleb luchó de nuevo y se liberó del agarre del recolector, luego de ello empezó a correr hacia mí con todas sus fuerzas. —¡Mara! —lo escuché llamarme mientras caía el suelo sin poder respirar, pero incluso así me arrastré como pude cada vez más lejos de mi cuerpo —. Detente... —me rogó. —Mara —la señora Ruth me llamó también, pude verla negando con la cabeza, estaba escondida entre las personas en la calle. El pecho empezó a dolerme y sentí un dolor intenso, mi cuerpo detuvo mis movimientos y grité de dolor sobre el asfalto de la calle. Caleb llegó a mí y puso sus manos en mi pecho cómo si pudiera tocar mi corazón para calmarlo, me había alejado demasiado de mi cuerpo al igual que él. —La muerte se acerca —escuché un susurro en el aire. Caleb tomó mi cuerpo entre sus brazos y corrió conmigo de vuelta al lugar del accidente, el mundo empezó desvanecerse a mi alrededor y lo único que podía ver era su rostro concentrado en una sola tarea, el deseaba mantenerme viva y yo me aferré a él hasta que los colores se derritieron y la neblina se convirtió en una abstracta oscuridad llena de ruido y silencio a la vez. Pese a ello podía jurar que aún escuchaba su respiración, hasta que me di cuenta que en realidad escuchaba la mía solamente, mientras los paramédicos finalmente lograban revivir mi cuerpo. —Quédate conmigo —fue lo primero que dije cuando el paramédico me trajo de vuelta a la vida, y móvil a cabeza buscándola a mi alrededor sintiendo la pesadez en mis ojos. Lo vi cerca de allí, aún seguían trabajando en el intentando traerlo de vuelta sin mucho éxito. —No se mueva —me pidió el paramédico qué intentaba mantenerme con vida. —Quédate conmigo —repetí sin poder escuchar mi voz de nuevo, mirando cómo el recolector de almas se encontraba de pie junto al cuerpo y me miraba enojado como también sorprendido. Y en mi mente repetir las mismas palabras una y otra vez, sin poder escuchar tu corazón latir, sin poder escuchar su voz y sin poder ver su alma alrededor, hasta que finalmente antes de cerrar mis ojos creí escucharlo decir "vive".
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