Capitulo Treinta

1162 Words

El amargo aroma de tu dolor lo voy a endulzar con las caricias y los besos que noche tras noche voy a dejar sobre tu piel y en cada una de tus lágrimas fugitivas. Ya son novios Su corazón empezó a arder, su alma le reclamaba que se quedara con ella, que la protegiera y le mostrara que ella valía mil veces más de lo que el mismo podía suponer, el deseo de acabar con Santiago reverberaba en su pecho, los puños le hormigueaban por ir por el imbécil que había golpeado a su mujer, pero la necesidad de protegerla, de tranquilizarla, de hacerla sentir segura eran más fuerte. —Tú no eres la responsable de nada, fue él quien no te supo valorar, es el quien desprecia a las mujeres y las manipula a su conveniencia, solo un poco hombre puede jugar con los sentimientos y el amor de alguien que le en

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