-¿Segura que no necesitas mi ayuda?- preguntó Missa guiando a su compañera mientras ella tenía los ojos tapados con sus propias manos ya que no le permitió a Missa tocarla
-Conozco este lugar como la palma de mi mano, estar así es igual a estar caminando a oscuras y es lo que he hecho muchas veces-
-No me gusta cuando hablas como si hubieras pasado toda tu vida en este lugar, sola... -
-Es la realidad ¿Qué debería decir?-
-Es triste, tu realidad es triste-
Silencio
-¿Estás llorando?- preguntó la chica ya que podía escucharla
-No-
-¿debería echar un vistazo?-
-No puedes, si lo haces te los taparé yo-
Siguieron caminando hasta llegar al lugar
-Ahora puedes- dijo Missa
La chica abrió los ojos despacio, por primera vez veía el lugar un poco iluminado y esta vez no era por la luz de
