Capítulo 1

3139 Words
Bianca Cupido no siempre ha usado sus flechas para enamorar a las personas, por mucho que extrañe, el dios del amor no solo puede hacer que las personas se amen eternamente, cupido tiene dos tipos de flechas, las de oro y las de hierro, pero la leyenda que nos da prueba de ello es la hermosa historia de Dafne y Apolo, el joven y vanidoso dios griego de las profecías, se burlo del pequeño dios del amor, por lo que el pequeño no iba dejar que cualquiera se burlara de su poder, agarro una de sus flechas doradas y se la lanzo al joven Apolo, haciendo que se enamore locamente de Dafne pero las cosas no eran tan sencillas, Cupido siendo más listo que nadie, lanzo una flecha de hierro a Dafne haciendo que por mucho que este la cortejara o bajara la luna para ella, jamás le correspondiera. Un amor que pudo ser perfecto y termino en desgracia. La historia de Bianca y Bran es parecida, ellos no estaban destinados a amarse, estaban destinados a odiarse, a que cupido les lanzara flechas de hierro, pero el dios del amor, es un niño que se divierte jugando con el corazón de los demás, por eso lanzo una flecha dorada a cada uno de esos hombres, haciendo que su historia no fuera como todo el mundo esperaba, no fuera como las personas quisieron. La madre de Bianca, planeo una vida en la que su hija se casara con Valentino, el italiano que su madre y su tío querían para ella, dos personas que juntos eran posibles de manipular, pero esta claro que los deseos y el destino son cosas que nunca están atadas, nunca se hablan y siempre actúan como dos pauses en guerra. La vida de la medio rusa, y jefa suprema de la mafia rusa, Bianca, no es una vida que cualquiera dese tener, a menos que te guste decidir quien vive y quien muere cual dios y con el peligro constante de ser encarcelada, si eso te gusta, la vida de Bianca, es la vida que siempre has necesitado pero nunca tendrás, porque por desgracia a nadie nos vendrá un abuelo o tío secreto contándonos un secreto familiar, o una abuela diciéndonos que somos las herederas perdidas de un gran país. Bianca fue la hija planeada, deseada y perfectamente hecha para ser la heredera del mayor imperio criminal del mundo, pero con el claro y horrible plan de que fuera fácil de manipular, en un principio, ella solo debía ser una cara bonita que estuviera al lado de un hombre con poder, pero una mujer con ganas de controlar el mundo, es imparable. Pero Bianca, saco el carácter de sus padres y por mucho que su madre se sintiera feliz por su belleza, no vio la fuerza y determinación de su hija, vieron solo una cara bonita y no a una mujer demasiado poderosa que no iba dejar que nadie pudiera con ella, al pricier solo vio eso como una forma de libertad pero cuando descubrió el misterio de su familia, eso tan secreto que todos le ocultaban y que hizo que todos cambiaran su forma de vivir la vida, y con ello su misión en la vida, acabar con todo el mundo. Y así lo hizo, con determinación descubrió el secreto de su familia, descubrió como su tío mato a su padre, al hombre que siempre amo y jamás pudo conocer para tener él todo el poder, y no solo eso, sino que su madre y los italianos la ayudaron por lo que ella, se vengo, mato a cada una de las personas que le hizo daño, no con sus propias manos, pero quien es más culpable, ¿Quién mata con sus manos o quien da las armas? Nadie lo sabe, pero no es una cosa que importe. Pero todo esto la llevo a ser la actualmente maxima fuerza del imperio criminal ruso, y estando con el futuro heredero del imperio criminal irlandés, por lo que era una mujer que si lo deseara, podía agarrar y acabar con todo el mundo solo con una llamada, podía si lo deseaba destruir a la persona que fuera sin importar su poder ni posición, cambiar unas selecciones, o destruir un país entero, solo si se lo propusieran. Las relaciones en las que dos personas con poderes se juntan, son demasiado complicadas, en muchas ocasiones se convierten en lucha de quien tiene más poder y quien puede causar más problemas, sino saben llevarse bien las cosas, esas relaciones terminan en peleas o muerte, pero esta pareja es demasiado buena en saber llevar las cosas, por ello, cada uno tiene su negoció, en ninguno de los dos se metía en los negocios de la pareja si no era necesario, aunque siempre se daba la oportunidad de hacer las cosas juntos, sobre todo cuando se trataba de desmontar todo de los italianos, tras la afortunada muerte de sus dos últimos lideres. Y hablando de Bran, es ahí donde nos situamos, el joven peli n***o estaba en un almacén abandonado con un chico que le acababa de traicionar, esta claro que no es bueno traicionar a nadie que tenga sencillo pegarte un tiro en la cabeza, no es sencillo trabajar para un criminar, son personas que si quisieran te matarían y se harían una cama con tus huesos, sin hablar de que con solo una llamada sabrían hasta la ultima vez que habías cagado, y te la buscaban para que te la comieras. —Tío, lo siento—se quejo el hombre llorando. El chivato, quien casi había arruinado al padre de Bran haciendo que casi vaya a la cárcel, diciendo a la policía que el pobre hombre en silla de ruedas era quien había cometido un crimen que había echo él pero salió mal porque no puedes dejar a manos de los monos lo que deben hacer las personas con talento, una cosa es hacer mal las cosas y otra, acusar a quien no debes por lo que esta tortura, era una cosa familiar, una cosa que había que tomarse muy enserio y acabar con cada cosa que podía poner en peligro a su familia, de la forma más dolorosa, larga y sin miedo. —Me importa una mierda—aclaro Bran. Uno de los empleados más cercanos a Bran, sin necesidad de tener sus ordenes, clavo un cuchillo en la pierna del hombre haciéndole demasiado daño pero no lo suficiente como para matarle o desmayarle de dolor, era lo suficiente perfecto para que pudiera estar despierto, seguir despierto y darle información, pero seguir vivo. —¿Quién más esta metido?—le pregunto Bran serio. Ninguno de la pareja es una persona que suela mancharse las manos, no solían ser quienes hacían las cosas, sino quien daba las ordenes, de esta forma no había huellas, y una palabra de alguien con rara o dudosa reproducción contra un empresario importante, estaba claro quien iba a ganar esa batalla, pero había en ocasiones que cuando las cosas te tocan demasiado personal, debes ensuciar tus manos, aunque no fuera del todo tal cual. —Nadie—grito el hombre llorando, mientras uno de los hombres de Bran, se dedicaba a hacerle heridas, las heridas eran lo suficientemente profundas para que hicieran daño, pero sin ser algo demasiado grave como para matarle, aún no había que matarlo, las cosas se debían hacer poco a poco. —Me importa una mierda lo que digas—comento Bran demasiado molesto—¿Hay algún puto policía entre nosotros?—le pregunto serio y sin dudar que si ese idiota fue capaz de hacer el tonto e ir a la policía, podía haber metido a uno en el grupo, nada le hubiera detenido a ello si su objetivo era j***r. —No—grito desesperado mientras uno de los hombres de Bran le ponía arañas encima. Las arañas no eran venenosas, ni carnívoras pero el simple hecho de tener una araña encima, ya era una tortura que daba demasiado miedo y pánico, todos odiamos las arañas, no tienen que picarnos o hacernos daño, las odiamos por su piel, su color y lo que nos hacen sentir, por lo que verlas ya es tortura suficiente. —Tú veras lo que hacer pero tengo a un amigo en el asilo con tu padre, tu decides si es una charla o algo más—comento Bran acomodándose en una silla, no es que quisiera matar a alguien inocente, quizás solo le haría desaparecer pero esta claro que la gente habla mucho más cuando tiene miedo a perder a quien ama. —No debes meter a la familia—se quejo el hombre. Bran rio. —Irónico que hable de no meter a la familia quien casi hace que encarcelen a mi padre—hablo Bran mientras hacia sonar el aire entre los huesos de sus dedos, siempre hacía eso para dar una señal a su victima de que estaba pensando la mejor forma de matarle, era una forma de tortura psicológica, no muy buena pero divertida. El teléfono de Bran comenzó a sonar. Todos miraron al joven en silencio. —Un segundo—dejo claro el chico alejándose de los hombres para irse a una esquina para hablar por teléfono de una forma más privada. Bran cogió el teléfono y se lo puso en el oído. —¿Si?—pregunto el chico. El teléfono era un teléfono de prepago, uno de emergencias que muy poca gente conocía, Bran no era tonto, no es una persona que vaya a llevar algo que la identifique a un acto criminal, por lo que era raro que alguien le llamara a ese teléfono, cuando estuviera trabajando. —Tengo un problema—hablo Bianca demasiado alterada. —Lo espero, porque sabes que no debes llamar a este teléfono por nada—comento el chico—¿Que pasa?—. —Obviamente es una emergencia—dejo claro la chica. —¿Que pasa?—pregunto Bran tranquilo. —Amanda a organizado una cena, para hoy—se quejo la chica. Puede que amara a sus amigas con locura, pero tener que hacer una reunión de un momento a otro, solo había dos significados, dos razones, la primera era que hubiera una gran noticia que hubiera que comunicar y la segunda era que una enorme desgracia hubiera pasado. —Eso no es una emergencia—se quejo Bran apoyándose en una pared—Cariño, sabes que Amanda es un poco dramática, seguro no ha pasado nada y solo se aburré—comento Bran bajando el volumen, por mucho que Bran quisiera a Bianca, no se podía mostrar débil y cariñoso delante de sus seguidores. —¿Max no te ha dicho nada?—pregunto Bianca. La joven odiaba no controlar las cosas, le ponía demasiado nerviosa no saber nada, eso que vivía con Amanda, las seis chicas, las seis amigas vivían en el mismo edificio, en apartamentos consecutivos por lo que estaban casi todo el día juntas, sabían todo lo que estaba pasando en la vida de las otras por lo que estás cosas, no saber lo que estuviera pasando, era algo demasiado sorprendente y que ponía nervioso a cualquiera. —Pues no—contesto Bran demasiado tranquilo. —¿No te estas dando cuanta de que esto puede significar que este embarazada?—se quejo Bianca. No es que los bebes fueran un problema, los bebes eran una bendición pero en estos momentos no era lo mejor, el tener un bebe, el que al mundo en el que vivían trajeran una vida inocente que seguramente sería más complicado de proteger que cualquiera de ellos, y eso que tenían a Sophie que se metía en problemas casi todos los días. Bran miro su reloj. —En tres días es navidad—comento tranquilo. Las navidades eran fechas en las que se debían pasar en familia, pero teniendo en cuenta que en le grupo las familias eran una de las cosas más complicadas del mundo, esta claro que unas navidades normales no eran algo que nadie del grupo quisiera disfrutar, por un lado estaba Bianca, que no tenía familia aparte de su pareja y sus amigos, por mucho que todos le invitaran a pasar las navidades con ellos, era demasiado violentó pasar las navidades en una casa con otra familia, era incomodo y violentó, por mucho que fueran personas que te quieren y quieres, mientras que Bran tenía a su familia perfectamente sana, no llevaban el suficientemente tiempo juntos como para empezar a conocer a las familias de forma oficial por mucho que ya se conocieran. —¿Puedes venir a casa?—pregunto Bianca. Por mucho que intentara hacerse la fuerte, era las primeras navidades que pasaba sin su madre, por mucho que odiara a esa mujer que mato a su padre y por años la uso como una maquina, era su madre. Quizás nadie puede comprender bien la unión entre una madre y una hija, las madres dan la vida, comparten espacio por nueve meses, puede que madre es la que cría y que nada quite lo que es ser una mala madre, pero no puedes evitar estar conectada con esa persona que te dio la vida, no puedes evitar sentirte unida a esa persona, es una mierda porque estar atada a alguien que te hizo tanto mal, duele, es doloroso que la persona que más daño ye hizo, sea esa con la que más tiempo deseas pasar. —¿Estas en mi casa?—pregunto Bran. No hubo respuesta pero no se necesitaba, estaba claro que Bianca estaba en su casa, no es que vivieran juntos, pero Bianca tenía llaves de la casa de Bran para que fuera cuando quisiera, últimamente con el tema de las familias y con que se estuviera acercando las vacaciones de navidad, eran cosas que estaban pasando demasiado mal, puede que ella hubiera dado el arma y la orden, ella era quien había decidido matar a su madre, fue la mujer que estuvo con ella, no de la mejor forma posible, pero era su madre solo era una. —Voy—le aviso Bran. Colgó el teléfono para guardarlo en su bolsillo y acercarse a la victima de sus torturas. —Mátalo de la forma que te de la gana, lo más loco que se ocurra, luego quema las pruebas en acido—ordeno a Bran mientras se ponía su chaqueta—Me voy, tengo cosas que hacer—les aviso. El aviso solo era algo cordial, pero realmente iba a hacer lo que le diera la gana. Bran salió del lugar y se subió al coche para conducir hasta su casa en silencio, no había mucho que decir o que comentar, condujo lo más rápido que pudo pero cumpliendo todas las normas de trafico y no llamar la atención, una vez llego a su casa, aparco el coche y fue a su piso, entro en su casa buscando o esperando a que Bianca estuviera en el salon pero no lo estaba, aunque unos gritos venían de su habitación. El joven en silencio, camino hasta su habitación donde su novia lanzaba vestidos por los aires del armario. —Bianca—la llamo el joven. La chica cayo al suelo, haciendo saber al chico que no estaba bien las cosas. Bran en silencio se acerco, abrazándola por la espalda, dejando que la chica llorara en silencio. —He tenido que decidir si una mujer embarazaba moría—se quejo Bianca. En las historias, en los libros siempre ponen la parte bonita de la vida de los mafiosos, esas en las que son peleas de hombres malos contra hombres peores pero la triste realidad es que las mujeres también están en medio de la lucha, y en ocasiones hay decisiones demasiado malas que hay que tomar. —¿Que ha echo?—le pregunto Bran con tranquilidad e intentando mantener la calma todo lo que pudo para ser ese apoyo que Bianca necesitaba. —Tenía una empresa que cubría un bulder de niñas pequeñas—comento Bianca. Bran giro a la chica para hacer que le mirara. —No has echo nada malo por matar a alguien que hace mucho daño—le dejo claro el chico. —Me ha recordado a mi madre—dijo Bianca. Por mucho que fueran pareja, no eran unas personas que hablaran mucho de sus emociones o de su pasado, eran dos personas que se intentaban mantener lo más fuerte posibles en la vida para que nada pudiera matarles, puede que fueran pareja, aliados pero los dos sabían que si eso se llegaba a romper, todo se convertiría en una pesadilla, usarían las debilidades del otro para destruir a esa persona que aunque en un momento lo fue todo, se volvió en nada. Bran no le iba a pedir a que olvide a su madre, por mucho que deseara que olvidara su vida antes que él, era un deseo egoísta y cruel. Las personas somos lo que somos por lo que vivimos, por lo que hacemos por las decisiones que tomamos, somos lo que somos por todo lo que sucede en nuestra vida, por lo que el dolor de Bianca era la que la hacía como era, como la amaba. —Vamos ha hacer una cosa—dijo Bran. Bianca le miro. —¿Como puedes llevar esta vida sin que te afecte?—pregunto Bianca. Bran la miro. —Porque siempre pienso en que estoy haciendo un mundo mejor, pero sobre todo porque recuerdo que volveré cada noche a tu lado, y eso me da una inmensa felicidad—confeso el chico. Bianca se apoyo en su pecho, no era costumbre en ella dejar que alguien viera su parte vulnerable pero con Bran se sentía demasiado segura aunque no podía dejar sus miedos. —Seamos los reyes del crimen juntos—propuso Bran, y Bianca le mire—Puede que rompamos o quizás terminemos casando pero te has vuelto una persona tan importante para mi que no la veo sin ti, puede que como amigos o como pareja, pero te quiero en mi vida, te quiero cuidar porque te has vuelto esa persona con la que me quito la mascara de monstruo que todos me ponen, contigo siempre soy valido—le declaro Bran a la chica. —Para mi también eres importante—comento la chica y Bran beso su nariz. —Ponte uno de tus vestidos rojos y vamos a esa cena, olvídate de los problemas pro hoy—le dejo claro el chico y Bianca sonrió sabiendo que pasara lo que pasara, él siempre iba a estar, siempre iba a ser ese apoyo que merecía y necesitaba. Quizás en este caso, Cupido no estuvo jugando y si sabía que hacía.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD