XANDER Magnus ha estado actuando extraño desde que llegó ayer, que, por cierto, no lo hizo tan rápido como aseguró. Veinte minutos después de que se había marchado a la reunión con La Pandilla, trajeron mi almuerzo, por suerte ya estaba vestido. Comí todo rápidamente, aunque la comida no me supo a nada por los nervios y la preocupación. Dejé la bandeja en la mesa y me dispuse a esperarlo. Minutos y horas pasaron y Magnus aún no había aparecido, mandé un par de mensajes a su teléfono y ninguno me los respondió. Me tumbé boca abajo en la cama y hundí mi cabeza en la almohada. ¿Pero qué demonios pudo haber sucedido para que no haya llegado aún o siquiera contestado mis mensajes? Mi cabeza estaba comenzando a doler y debí haber estado realmente cansado porque no noté el momento en el que

