La sorpresa

1280 Words
—¿Me quieres explicar de dónde sacaste un arma y cómo has podido disparar tan cerca de él? El chófer toma una curva y me pongo el cinturón, de repente me percato de que no lo llevo puesto. Vamos a la nueva oficina de Sean, según él mismo ha dicho cuando habló conmigo para irnos, pretende hablar con el dueño la operación para no tener que trabajar con Dante. No sé como sentirme al respecto, por un lado quiero verlo, sentir su respiración cerca de mi y verlo mirarme en la distancia para no sentir que todo fue un mal sueño pero por otro lado no quiero estar en esta postura tan vulnerable. Y siento que mi condición de embarazo me pone más emocional de lo que podría ser normalmente. Eso sin dejar de analizar que se trata justamente del padre de mi hijo. —Siempre he ido armado, Cami. Lo que pasa es que nunca dejo que lo sepan —baja su ventanilla para luego encender un cigarro y tras dos o tres caladas lo lanza fuera —. No quiero verte herida otra vez por él y si no es el indicado no lo quiero cerca tuyo. —Pero no puedes matarle, Sean —puntualizo y me mira serio —. Que no se te olvide que es el padre de mi hijo. —No va a saberlo, Cami... —Yo no he decidido eso —nos sorprendo a los dos de repente al reconocerlo —, en todo caso me estoy tomando mi tiempo pero jamás permitiría que alguien asesinara al padre de mi hijo. —No soy un asesino —luce poco ofendido, la verdad —. Era un farol. Solo quería asustarlo. Me recuesto en su hombro derecho y él cruza un brazo por encima de mi cabeza, me aferra contra si y me besa la coronilla. —Te quiero mucho, Sean y no agradezco lo que haces por mi; pero ya puedo yo solita asustar a ese hombre. Solo tengo que negarme a sus caprichos y ya lo logro. —Sabes cómo manipularlo, entonces... —Es un juego que solemos practicar los dos —explico moviéndome cuando veo que le entra una llamada —. No te enfrentes a él, por favor. No quiero que se lastimen los hombres más importantes de mi vida, sin mencionar a mi hermano. Todo tipo de recuerdos de Dante Castle vienen a mi memoria y me doy cuenta de que no estoy tan lista para apartarle de mi vida como pensaba. Desde luego me ha usado como moneda de cambio pero él mismo lo ha dicho: en el momento del negocio no tenía sentimientos por mi y si soy honesta mi intención inicial era robarle. Tampoco es que yo fuera limpia, solo que él lo mantuvo sucio hasta el final, cuando ya nos amábamos. Pero, ¿estoy lista para asumir que hay un final? Un mensaje de Dante cae en mi nuevo móvil y aunque me sé su número de memoria y lo identifico enseguida, no me atrevo a responderle nada, solo dejar en visto su promesa de hacerme suya pronto. No tiene ni idea de cuánto me gustaría dejarme hacer lo que pretende. —¡Detente, Raul! De pronto Sean salta del coche y se aleja a hablar por teléfono con alguien que le ha llamado. Alguien que evidentemente es muy importante para él y que lo que le dice no le gusta nada, se ve nervioso y enfadado. Da paseos pasándose la mano por el cabello sin cesar. Entro a mi mail mientras él habla con quien sea y separo una nueva cita para la ginecóloga. Lo más pronto posible. Enseguida vuelve Sean y veo que recibe otra llamada y se vuelve a alejar, sigue al teléfono esta vez con un poco más de tiempo y empiezo a mirar extrañada hacia él. Me resulta inquietante ver lo afectado que luce con ambas llamadas. No suele ser así de evidente. —Tendré que dejarte en casa y salir por un rato —informa cuando vuelve al auto. —¿Ha pasado algo que deba saber? —Tenemos una fiesta sorpresa esta noche, Cami —no luce muy dispuesto —. Enviaré gente a que te preparen, por favor ponte algo elegante pero nada sugerente. Luce profesional y seria, no quiero que te veas demasiado sexy. —Es por Dante, ¿verdad? —No es por él, nena —me acaricia la mejilla y luego besa mi frente cuando nos detenemos en la casa —. Ese hombre te ha tenido desnuda todo lo que ha querido, no creo que una ropa le aparte tu imagen al descubierto de la memoria, es solo que estarán algunos jefes, ejecutivos y demás y ya eres suficientemente hermosa como para provocar más. Ponte algo recatado. —Gracias por el piropo pero esta intriga es un poco rara —me abre la puerta el chófer —. Los dos sabemos que estás evitando decirme qué sucede. Mejor será que no vaya y punto. —Es parte del proyecto, tenemos que ir. Hago un gesto de indiferencia y me bajo. Cuando entro a la enorme casa me siento desbordada por todo lo sucedido. Me vienen a la mente todas las cosas que han sucedido hoy y las que aún me quedan pendientes y siento ganas de llenar la bañera de espuma y meter la cabeza dentro para acallar más voces que me reclaman por ser mala persona y negarle al padre de mi hijo la alegría sublime que siento ahora mismo. Pero entonces sucede que visto lo visto no tengo garantías de que le guste la idea de tener un hijo conmigo. Nada e garantiza que no me está mintiendo de nuevo y que solo usaría la excusa del niño para seducirme otra vez y aunque soy muy capaz de mandarlo a la mierda cada vez que lo necesite, no soy tan fuerte para evitar su seducción por tanto tiempo. Ya he estado ahí y sé cuanto cuenta negarse a Dante. Ceno sola, un poco de comida que yo misma me preparo y me pongo un vestido de cóctel con mangas abultadas hasta los codos, un corsé con escote discreto y falta abierta hasta la altura de las rodillas, el cinturón en n***o como los tacones y mi pelo suelto y ondulado. Decido no usar ninguna joya llamativa y miro la hora entendiendo que Sean no vendrá, ya a estas alturas no lo creo. Antes me ha mandado un mensaje para avisarme que me recogerá una limusina y que si no llega a tiempo vaya sola, allí me esperará. Ha sido un día muy raro y me parece que va en aumento toda la intriga que de repente me rodea. La sorpresa que me llevo cuando la puerta se abre y dentro de la lujosa maquina está un hombre, de traje reluciente y mandíbula cerrada, luce muy serio y no entiendo qué está pasando aquí. Se supone que Archer vendría por mi y no que me entregaría a otros brazos. Los brazos de un tipo que pasea su mirada por todo mi cuerpo que incluso vestido y cubierto, siento que sus ojos me sacan cada prenda de ropa que llevo. Cuando pasan unos segundos y no me muevo, él se baja, me supera en altura y me hace un gesto para que entre. No oigo su voz, ni se acerca demasiado pero algo me dice que detrás de esta sorpresa está la mano de Sean...la pregunta es: ¿Cuál es el objetivo de esto...? Supongo que quedan más sorpresas por delante. Así que subo, subo porque no veo mis otras posibles opciones.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD