No me río en su cara porque no me da gracia lo que ha hecho y mucho menos lo que sea que haya detrás de lo que ha dicho pero desde luego sé que Sean no caería en una trampa así. Es evidente que ese c*****o está colaborando con Dante y no sé si eso debería preocuparme más que todo lo demás. Estos dos juntos, ya es demasiado para soportar. —¿Qué pasa que no le matas? —le pincho y cierra los ojos furioso —. Es un farol, ¿verdad? —¡Joder! —vocifera lanzando la foto —. Que difícil me lo pones todo. —Déjame en paz entonces —me cruzo de brazos pero aprieto las piernas ansiosa, me he quedado con unas ganas de él que son inconfesables y difíciles de ocultar. —¡Nunca! —masculla y se muerde el labio inferior. Tengo que apartar la mirada para tomar su boca y morderlo yo entera. —Ya me encargaré

