Colocó la caja sobre la mesa, voy a por algo de beber, ahora siento un dolor de cabeza, me siento tan agobiado, triste, molesto pero no con nadie si no conmigo, como pude ser tan estúpido, hice las cosas tan mal, esto no es culpa de nadie si no mía, mis pensamientos ahora son una maldita tortura, pienso en ella, en cuanto la necesito, deseo poder verla, hablar con ella, arrodillarme si es necesario, pero hacer que me perdone, se que debe estar sufriendo, pues sólo verla sabes que Adriana es la joven más dulce del mundo entero, cuando la vi la última vez se que ella sentía que sucedía algo, pero yo fui un desgraciado al mentirle sobre lo que iba hacer en ese momento. Me siento en el sofá de la sala, tomo la caja y quito el plástico que la cubre, al abrir siento que la sangre se va hasta mi

