En Doinel, Bastián hacía su trabajo en el departamento de finanzas, y a su vez, terminaba de supervisar el último lote de prendas de la colaboración con Innova y LC, que Abby había dejado pendiente para su distribución, pero que el pelinegro, encantado de la vida, le estaba ayudando por ese día que no asistiría, para ahorrarle trabajo para cuando volviera. Estaba tan concentrado y realmente esmerado para que todo saliera perfecto y sin el más mínimo error, que ni siquiera se había dado cuenta de que una llamada de Julián entraba a su celular que dejó en silencio desde el primer minuto en que llegó a la empresa. Después de asegurarse que había terminado el trabajo de Abby, con una inconsciente y genuina sonrisa en su rostro, miró la pantalla de su celular y no pasó desapercibi

