Abrí las cortinas de la ventana del dormitorio cuando escuché el rugido del auto de Heru entrando al patio, miré el reloj en mi muñeca con una sonrisa. ¿Estabas tan asustado, Heru, como para decidir irte a casa temprano? Podía contar que le tomó solo veinte minutos llegar a casa, mientras que normalmente la distancia de casa al trabajo puede tomar cuarenta minutos. Muy bien, Heru, es hora de una sorpresa. Inmediatamente bajé las escaleras, decidí saludarlo, justo cuando mis pies llegaban al último escalón, Heru, que ya estaba en el salón, me miró impasible, sus hombros subieron y bajaron con un jadeo. —Heru —lo llamé con una amplia sonrisa. Todavía estaba de pie mirándome con los ojos muy abiertos, sé el significado de esta mirada, mi apariencia. Debió sorprenderse al verme baj

