Como hoy era domingo, decidí quedarme en casa. Atascada en mi escritorio terminando mi trabajo de oficina. El teléfono móvil que estaba en la mesa sonó, interrumpiendo mi concentración en el trabajo. Me apresuré a cogerlo antes de que sonara otra vez. —Hola, sí, señor Darwin ¿qué pasa? —saludé cuando me di cuenta de que el nombre que aparecía en la pantalla era el del señor Darwin. —Del, Deni va a recibir el alta del hospital hoy mismo —dijo desde el otro lado de la línea. Fruncí el ceño confundido. ¿Por qué el Sr. Darwin me diría eso? Porque sin que el señor Darwin me lo dijera, yo ya lo sabía, porque todo lo relacionado con el estado de Deni y el tratamiento que recibía me lo comunicaban. —Oh sí, señor, eso ya lo sé. ¿Cómo lo has sabido? ¿Estás en el hospital? —Lo supuse porque si n

