—¿Muy triste la historia para tu alegre día de playa con yogurt, atún y cerveza? Con Antonio cuestionándome, es que encuentro algunas nociones básicas del español. —Un poco patética, no lo voy a negar. Pero si quieres saber del paradero de esa mujer ¿deberías buscarla más activamente no? — arrojo como si ya no fuese esta situación desconcertante. Antonio se levanta de su sitio, se sacude la arena del pantalón. —Nada funciona así con Karina. Ya vuelvo — me indica yéndose de mi sitio. Mientras se monta en una de las rocas para salir de este, le grito. —No te voy a esperar. —Sí, sí — me responde sin ya poder verlo. A solas mi corazón y su palpitar me matarán. ¿Cómo que Irene en mi cuerpo pidió ayuda para marcharse del país? Eso no es justo. Es que la mujer de ojos verdes esperaba que

