Día 13 Para el treceavo día tuve la certeza de que el diablo había dado vacaciones a sus trabajadores porque la mujer de ojos verdes tenía días sin aparecer en mis sueños. Por lo que seguía sin pistas del paradero de mi cuerpo, de por sí el investigador seguía en cero. Para más resúmenes, los padres de Irene seguían de viaje e Indira seguía diciéndome del mal que me debía morir al cruzarnos en la casa. Desde lo de María había tenido un humor de perros más intenso del usual. Quien estaba de mejor humor era yo. Me sentía algo más encaminada, había comenzado a trotar por las mañana para ganar algo de resistencia en este cuerpo y Antonio ayer me habló por voluntad propia en el pasillo de la universidad. Me preguntó que cómo estaba, que no inventase muchas locuras y que llevase con calma

