C1: El silencio de la noche.

952 Words
23 de marzo del 2014 Gorges Du Verdon, Francia. FÉNIX El reencuentro entre la Luna y el Sol es muy distanciado en el tiempo. Naciente y poniente, cada uno lejos del otro. Soy ave nocturna, renazco de mis propios escombros. La iluminación es defectuosa e intermitente cual bombilla desgastada. De algún modo, deja a la vista todos los defectos de las personas. Aborrezco el albor del día por esa razón. A pesar de eso, por ella lo arriesgué todo, ¿así paga mi acto de lealtad? Caigo con pesadez sobre los pozos de lodo fangoso, hay hierba aún humedecida por las gotas de rocío. Estoy hecho un asco, si Tristan o Harry me descubrieran, no tardarían dos segundos en darme una paliza. Somos muchos. Sin embargo, ninguno de ellos está presente ahora; solo yo. No me importa si me dan por lunático. Empuño las manos y golpeo todo a mi paso: robles, piedras, montículos de tierra, mi necrópolis de c*******s. De pronto, el metálico de la sangre doblega mi sentido olfativo; nudillos quemando con intensidad. El dolor físico que siento no se compara al hoyo desesperanzador que siento. ¿Existirá en el mundo algún letargo con la capacidad de aliviar el dolor que de momento asedia mi alma? La cuidé durante dos meses, dos largos y fatídicos pero gratificantes meses. Abandoné a mis amigos y familiares para estar con ella. Complací sus gustos de princesa, cociné para ella. Por las noches canté para ella Hotel California de The Eagles. «Me dediqué en cuerpo y alma a ti, mi pequeña Clythia» ¿Qué hice mal para que terminara huyendo de mi lado? Prometí bajarle las estrellas, ¿acaso no fue suficiente? No puedo quitarle mérito a Jack. Él hizo un trabajo excepcional con el tatuaje que gravó en su pequeña cintura. Un helianthum. Es una de las mentes más estructuradas y alucinantes que he conocido en la vida. Increíble. ¡Qué pena que haya sido reemplazado tan pronto por el idiota sin cerebro! Jack Harper me caía tan bien. De cualquier modo, espero que, algún día, resurja de las cenizas como el Ave Fénix. —¿POR QUÉ, CLYTHIA? —grito con todas las fuerzas que me permiten los pulmones. —¿POR QUÉ ME ABANDONASTE? MALDITA MAL AGRADECIDA. Mi pecho sube y baja con efusividad. El eco de mi voz resuena en los peñascos elevados de la ribera irregular y rebota sobre las rocas que sobresalen del río. Inhalo el aroma a humedad, las cortezas húmedas de los árboles empiezan a desprenderse de los troncos. Aunque el frío cala hasta mis huesos esqueléticos, es la menor de mis preocupaciones. La tarde empieza a despedirse en un caleidoscopio de agónicos colores. Lila, naranja, rojo, n***o. De claridad a penumbra. ¿Cómo deje que pasara esto? Tan pronto regresé con la compra de la semana, corrí a buscarla colina abajo. Tardé demasiado. Una pareja la encontró a orillas del río y la arrancó de mi lado. Los rasguños hechos por la maleza no sirvieron de nada… fui menos veloz. El estupor de no tenerla conmigo, supongo. Me escondí tras varios pinos mientras observé como arrebataban a mi diosa, la musa eterna. La mujer en que se cimientan mis creencias. ¡No puede ser! Cada rincón de mi mente está impregnado con la imagen aniñada de Clythia, su cabello esculpido en una perfecta trenza de espigas que acomodaba todas las mañanas, enormes ojos cafés escudriñándome con ternura cuando paseábamos a medianoche por el bosque. Sacudo la cabeza con los ojos entrecerrados, ¡voy a enloquecer! Su silueta de reloj de arena... intento llegar a ella, no está muy lejos de mí. Pagarán con su vida por lo que hicieron. En medio del bosque, maldigo por lo bajo. Mi amada ahora es un espejismo como todas las demás mujeres que pernoctan en mi santo cementerio. Está anocheciendo. Poco a poco recojo los pasos que conduje a la vereda del río y comienzo a adentrarme entre los espesos matorrales. No voy solo, voy de la mano de la oscuridad, mi cómplice más leal. Me desplazo en pasos lentos hasta la cabaña, no tengo prisa en volver porque mi doncella abandonó el castaño. Elevo la vista a al cielo, la luna está a medio eclipsar y una sonrisa sádica se dibuja sobre mis labios. Es la señal. No es coincidencia que haya habido un eclipse lunar el día de su rapto y el día de su huida. Así me tomen años, décadas e incluso siglos, esperaré el tiempo que sea necesario para tenerla de nuevo en mis brazos. La encontraré con el ultimo soplo de existencia y cuando finalmente ese día llegue, estaremos juntos para siempre. Nada ni nadie podrá separar nuestro vínculo perfecto de unión. Mientras tanto, prepararé el castillo. Soy el principio. y el final. El Fénix de las Sombras. La oscuridad transformada en luz. *** 17 de abril del 2018 Sídney, Australia No dejo de contemplar la belleza de Alana Wexler: la su avidez de su piel, el vestido, la trenza de espigas y los girasoles entremetidos en su cabello. De forma inconsciente cierro los ojos imaginándola a ella. —Por favor, no me hagas daño —pide entre sollozos. Que excitante. —Eso depende de ti, Clytia. A tientas, busco la oquedad en la base de cráneo y hundo el pulgar ejerciendo fuerza en el cartílago blando. La chica se derrumba en mis brazos. Después de dejar a mi presa inconsciente, bajo una antorcha y las paredes insonorizadas se iluminan con mi llegada. —¿Ya elevó sus plegarias, detective Grayson? Los ojos azules del anciano no demuestran ni un ápice miedo. —Sólo por tu salvación, Fénix.
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