Capítulo 3

1315 Words
Hay algo que no recuerdo, no es porque tenga miedo, es simplemente porque no puedo. Porque un lienzo fue borrado, o tal vez fue manchado, e incluso pudo ser difuminado, hasta que todo fue olvidado. Me puse mi vestido n***o favorito con cuello blanco como si llevará una camisa abajo, me encantaba porque lucía como una chica de clase alta bien portada. Ahora, no es que no fuéramos de clase alta, en realidad se nos consideraba realeza, pero vivíamos alejados para que nadie nos molestará y no se nos subieran los humos, muy pocos sabían quienes éramos a menos que mencionáramos nuestro apellido. Y aún así, era más fácil identificarnos por la palabra Cuervo en lugar de Hroefn, el cual es nuestro apellido familiar oficial, que significa lo mismo, pero en una lengua antigua. Me acomodé la falda e intenté escuchar el discurso de mi tía con atención como si entendiera todo lo que decía, pero había bastantes cosas complicadas que me asustaban, supongo que tendría que fingir ser muy inteligente cuando tomara el cargo, mientras busco un buen asistente para que no se me note tanto cuando llegue el momento. —Agradezco a todos por venir —, me sorprendí al darme cuenta que me lo había perdido todo mientras estaba sumida en mis pensamientos, como siempre no podía concentrarme en una sola cosa si tenía que mantenerme en un solo lugar. Vi a mi tía estrechar manos con varias personas, entre ellos representantes de otras familias, incluido... Oh, no, el ex-prometido de mi tía hacia parte del consejo, eso iba a ser muy incómodo. Ambos estrecharon manos de forma incómoda y ni siquiera se miraron a los ojos, era realmente triste verlos en esas circunstancias, aún se sentía la química entre ellos. Pero, cuando se comprometieron él no era el heredero del apellido familiar, tenía un hermano mayor que murió en el mismo accidente de mis padres, y de mi tío aún se tenía esperanza de que se casara y tuviera hijos; sin embargo, poco a poco se hizo claro que Diana era la más apta para heredar el título familiar y por tanto sus hijos deberían tomar el apellido Hroefn, algo que no le gusto a la familia Haukur que ya tenía sus esperanzas en el joven para heredar el título de su familia en lugar de su hermano. —Incómodo —comentó una chica a mi lado y la miré con curiosidad, parecía tener mi edad, entonces vi que en su pecho tenía un broche con forma de halcón. No sabía quién era y tampoco le pregunté, tenía que unirme a la familia para mostrar un frente fuerte. —Señorita Katerina, un gusto verla, escuché que está a punto de unirse a la institución avanzada de hechicería, la felicito —escuché al presidente del consejo sin entender porque decía tal cosa, nunca apliqué para aquella institución. —Gracias, aún estamos sorprendidos, era una sorpresa que mi esposo había preparado —respondió mi abuela y la miré de reojo confundida, nadie me había contado nada al respecto. y si se trataba de una sorpresa, vaya sorpresa que me había llevado, incluso en la muerte del viejo siempre salía con algunos trucos. Más tarde cuando estuvimos todos juntos no me aguanté más y los miré a todos con cara de pánico, nunca me habían gustado esos institutos de magia, ya que estar en medio de tanta gente me ponía un poco nerviosa. Pero, por supuesto que al abuelo le encantaba, el instituto no llevaba tanto tiempo pero mis tíos habían logrado asistir, yo probablemente me convertiría como en la quinta o sexta generación de graduados, puede que hasta más pero nunca fui muy buena contando. —¿Realmente tengo que ir? —le pregunté a la abuela con expresión de súplica. —Por supuesto que sí, tu abuelo se esforzó bastante por ello... —¿Por qué se esforzó tanto? ¿acaso no nacimos con el derecho de asistir a donde querramos o no? —pregunté un poco exaltada. Mi abuela se rió de mí y mis ocurrencias, entonces luego puse una cara seria cuando vio que no estaba bromeando. —Cariño, los tiempos han cambiado ahora es muy difícil entrar a ese tipo de institutos o academias, ya que hay muchas brujas y magos bastante habilidosos, incluso hay un examen para poder ingresar.. —¿Un examen, y voy a tener que darlo? —pregunté asustada. —No te preocupes por eso son cosas que nosotros no tenemos que hacer, y no es porque seamos la familia cuervo como todos dicen, sino porque cada una de nuestras familias enseña a los más jóvenes todas las cosas que aparecen en ese examen desde que son unos niños... Ya sabes todo el entrenamiento que te hemos hecho hacer, por lo tanto algunos consideran injusto que hagamos los exámenes, puesto que otros se esfuerzan en estudiarlo y nosotros no tenemos que hacer tal esfuerzo para pasar. La miré sorprendida por ello, pero era cierto desde niña me habían estado enseñando sobre hechizos de la familia aunque en realidad podría haberlo aprendido de mi grimorio, pero habían creado una ley que no permitía obtener el grimorio antes de cierta edad, la única excepción era cuando alguien demasiado joven tenía que heredar el título familiar. Una de las razones por las cuales habían prohibido tener el grimorio desde tan joven, es que se consideraba que creaba desigualdad entre jóvenes hechiceros, porque si uno pertenecía a una gran familia y otro no, obviamente el de la gran familia tendría acceso a más hechizos y más conocimiento. Sin embargo, si ya son parte de una gran familia de todas formas iban a enseñarte todos aquellos hechizos, o al menos una gran parte de ellos, entonces realmente no se evita mucho lo de la desigualdad. Por lo tanto, la ley era bastante tonta, a menos que hubiera otra razón oculta para ello. —Entonces, si voy a esa institución voy a poder pedir mi grimorio, ¿cierto? —pregunté, porque si no estaba mal tenían una gran ceremonia para ello. —Supongo qué sí, pero no olvides que debes comportarte y volverás todos los fines de semana a casa —explicó mi abuela. —¡Espera! Voy a dormir en ese lugar, ¿qué voy a comer? ¿y si me dan algo venenoso? —Estoy segura que sobrevivirás a la comida —aseguró mi tía —. Creo que tienen personal especializado, seguro te tratan bien, todos siempre tienen curiosidad por nosotros. —¿Por qué? Somos bastante normales —comenté y me miraron como si dijera algo muy extraño, entonces pensé un poco más en ello, y nos vi a todos vestidos de n***o, con cara de amargados como siempre. —¿Has escuchado lo qué dicen de nosotros? —me preguntó mi tío en voz baja y lo miré confundida —, somos la familia rara del grupo, todos creen en las supersticiones extrañas sobre los cuervos, y nadie ha leído que son los animales más dulces que puedan existir. Mi tío adoraba los cuervos, su mascota favorita era Sam, que regularmente se sentaba en su hombro casi todo el día cuando estaba en casa. —También dicen que hacemos magia prohibida, y que podemos revivir gente, hay todo un reto de coraje sobre quién se atrevería a entrar a nuestra casa y descubrir los cuerpos en nuestro sótano que usamos para experimentar pociones. Lo miré con la boca abierta. —¿Tenemos sótano? ¿Por qué nadie me dijo? La abuela me miró como si hubiera perdido la cabeza y luego silenció a su hijo con la mirada, en ese momento la conversación murió después de eso, y con un simple hechizo volvimos a casa, mientras pensaba en lo grandioso que sería tener un sótano que diera miedo para poder hacer todo tipo de cosas extrañas.
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