Las memorias se escapan cuando se está despierto,
la llama se apaga cuando hay mucho viento,
los sueños terminan cuando estás muerto.
En mi sueño unas puertas muy grandes de madera se abrieron frente a mí y entré sin ningún problema, pero sentí que así no debía ser, como si debiera decir alguna contraseña para entrar. Luego una mujer pequeña se me acercó y me aseguró que no necesitaba una contraseña, así que la seguí adentro para no perderme. Ella me llevó a lo que supuse era la recepción, el lugar se veía demasiado solo y sentí que era otro detalle muy extraño.
—¿Por qué no hay nadie? —le pregunté.
—No te preocupes, pronto se llenará de nuevo, aunque si la biblioteca se llena significa que afuera todo se saldrá de control —explicó.
—¿Qué es este lugar? —pregunté entonces, sintiend
