Sangre de eterna

Capítulo 7

No es una mentira si es una omisión,

no es la muerte si hay resurrección,

no es una venganza si hay redención,

y cada pensamiento no es más que una ilusión.

Decidieron no castigarme porque era mi primera vez, y hasta crearon una excusa para mi así no se avergonzaban así mismos, porque hicieron un gran evento introductorio, bastante carnavalesco diría yo, y había un asiento especial para todos, el mío quedaba en la primera feliz. Por eso la maestra Josefina, quien me descubrió llegando tarde con un vampiro, me entregó un gran ramo de flores y me dijo que iba a entregárselo al director, porque se iba a retirar y justo en ese momento estaba dándole la bienvenida al nuevo rector. El acto me iba a dejar como una chica super educada, que no había llegado tarde, sino que estaba preparando las flores para el director. Una idea bastante buena a decir verdad, mi abuela hasta estaría conmovida si me viera o seguro vería a través de mis mentiras. En fin, le agradecí a la profesora Josefina, mientras ella me advertía sobre no volver a llegar tarde y lo terrible que era la impuntualidad en la vida, ya que así nos perdíamos cosas y… Lo demás no lo escuché muy bien a decir verdad. Entonces, tomé el gran ramo y me preparé en un sitio detrás de bambalinas, y esperé a que la maestra me diera la señal, íbamos a salir juntas.

—Será mejor que hagas algún truco para aportar algo al momento —me dijo la maestra a mi lado, y la miré sorprendida, hubiera sido bueno que me dijera antes para tener más tiempo para pensar algo bueno —. Vamos —dijo como señal y mis ojos se abrieron por la impresión, quise preguntarle si estaba de broma; pero ella me empujó para empezar a caminar hacia el centro del salón de teatro donde estaba un hombre anciano y una mujer que lucía bastante estricta.

Cuando aparecimos todos aplaudieron y el que ahora era el antiguo director exclamó con sorpresa al verme, como si hubiera descubierto un gran misterio. Supongo que la gente realmente se había preguntado en dónde me había metido. Así fue como le entregamos las flores con gran algarabía, y le deseamos un buen retiro. Tomé unas flores y con magia sencilla creé otro pequeño ramo y se lo entregué a la nueva directora a modo de bienvenida.

—Pero que atento detalle —comentó ella con una sonrisa muy educada y la miré sorprendida, porque su voz fue demasiado familiar para mi, aunque no lograba identificar la razón, la mujer no lucía familiar en absoluto, estaba segura que nunca había visto su rostro, aunque sus ojos… —, Gracias, señorita Hroefn.

—Un placer, tomaré mi asiento ahora —dije e intenté caminar fuera del teatro para rodear e ir hacia los asientos, pero ella tomó mi mano y en un soplido me hizo desvanecer hasta aparecer en mi asiento. La miré sorprendida ahora a lo lejos, comprendiendo que su magia era bastante poderosa. Lo otro que también noté fue la mirada de suficiencia que me dio, de repente tuve la impresión que se trataba de una persona muy orgullosa.

La presentación terminó media hora después, tal parece sí me lo había perdido casi todo, pero probablemente fue bastante aburrido. Luego vino el anuncio sobre los dormitorios y todos fuimos divididos en grupos. La academia enseñaba a cuatro grados: hechicería básica, intermedia, avanzada y profesional, desde el segundo año se podía elegir una rama o campo específico para estudiar, no siempre tenía que relacionarse con la magia. Algunos estudiaban historia, otros se cambiaban al campo de la medicina y la curación, algunos preferían aprender sobre agricultura, y lo que más amaba la academia era quienes elegían políticas y leyes. Mi abuelo obviamente me había inscrito para estudiar políticas, ya que algún día lideraría la familia y ya estaba en el segundo año y no el primero como cualquiera esperaría. Había ventajas de entrar directamente al segundo año, ya que no tendría que repasar todo lo básico, y si hubiera empezado desde primero estaría con compañeros mucho menores y me sentiría muy extraña por eso; pero la desventaja es que si la academia manejaba una continuidad en sus clases y temas de estudio, entonces yo iba a estar bastante perdida al respecto, ni siquiera sabía nada del lugar como tal.

Como la única chica nueva de mi año llamé más la atención de lo que esperaba, muchos no dejaban de mirarme y murmurar, ya me había convertido en el chisme del momento. Entonces, el presidente de la clase del año anterior habló sobre las nuevas políticas del año escolar y llamó a lista para asegurarse que todos estuviéramos presentes. Luego mencionó las siete casas mágicas y como todas eran benefactoras, además nombraron a los representantes de cada familia, y me nombraron a mi. Entonces, me apresuré a acercarme al presidente de la clase que estaba entregando un broche a cada uno, el mío por supuesto era un cuervo, otro para mí colección, y de paso me declararon la encargada de solucionar los problemas de quienes pertenecían a la clase de los cuervos. Abrí mis ojos sorprendida por tal responsabilidad y me acerqué al chico un poco más, para poder comentar mis preocupaciones en privado.

—No conozco mucho cómo funciona el sistema aquí, ¿está bien dejar este tipo de responsabilidad en mis manos? —pregunté preocupada.

—Hablaremos de eso después, no piense mucho en ello ahora —me dijo y me pidió que regresara a mi sitio. No me sentía muy satisfecha con lo que dijo, pero no tuve más remedio que irme a dónde estaban los demás estudiantes. Entonces nos fragmentamos de nuevo, divididos en grupos de ocho hacia las habitaciones, yo era la líder de uno de esos grupos. Me sentía bastante pérdida caminando frente a todos, y no dejaba de mirar atrás por miedo a perderme. Hasta que un chico vestido todo de verde dió un paso adelante y empezó a caminar a mí lado.

—Ahora giramos a la izquierda —me dijo e hice como me dijo —. Soy Curtis, en el primer año fui el líder de los cuervos. Peter me dijo que necesitas ayuda... —explicó y lo miré confundida —. El presidente de la clase —especificó y lo miré un poco más alegre.

—Bueno, entonces serás mi compañero en el crimen —dije con alegría y él me miró un poco asustado, así comenzó nuestra amistad de negocios.