Capítulo 4

3059 Words
El fuego deja cenizas, los rastros de una herida, la verdad que fue corroída, en un mundo lleno de prisa. Me probé el uniforme y me miré en el espejo con horror, el uniforme era demasiado típico, y no me gustaba utilizar túnicas tan largas porque me caía cada dos pasos. Por eso tomé la tela y me fui al cuarto de costura de mi bisabuela, ahí le corté un poco a la túnica y cuando mi abuela me encontró con las manos en la masa casi me mata. Pero, es que yo simplemente quería ser capaz de ver mis pies por lo menos, y no era tan mala con las habilidades de costura. Hasta había aprendido a tejer el escudo del cuervo en mi ropa, y mi abuela siempre me alababa por ello, tuve que hacerlo en la ropa del abuelo muchas veces. Sin embargo, era entendible que hacer cambios en el uniforme de tan importante institución no era del todo permitido, el problema es que ya lo había cortado así que no teníamos cómo arreglarlo, diría que me habían enviado una talla más pequeña. Por supuesto, había una posibilidad de que no me creyeran, como también de que instalara una duda de ellos y los encargados, ya saben a veces hay casos de tallas más pequeñas. —Pero, ahora luce mejor y no me caeré por accidente —le dije a mi abuela, fueron mis únicos argumentos para defenderme. —Aún no sé de dónde sacaste lo torpe —se quejó mi abuela y tomó la túnica para contemplarla con resignación —. Está bien, no tenemos más remedio que mentir, no voy a pagar por otra... Oh, no olvides poner nuestro símbolo en tu suéter. Me reí bastante feliz de que mi abuela fuera tan parecida a mi, y me propuse hacerlo. No estaba muy feliz de ir a ese lugar, porque siempre viví rodeada de las mismas personas, pero era la única forma de aprender a ser parte del mundo. Miré el intento de uniforme, que por lo menos se veía cálido para el invierno sin fin de la zona. Entonces, lo dejé a un lado y suspiré resignada, mi abuelo como siempre dándome sorpresas no muy bienvenidas por mi parte. —¡¿Por qué abuelo?! —grité al vacío cuando mi abuela no estaba y evité llorar un poco, porque realmente si lo extrañaba, ahora tendría que intentar hacerlo orgulloso y mantenerme con los pies en la tierra yo misma. Luego de que los días pasarán y el momento de iniciar una nueva fase llegara, me sentí extraña al pensar que mi entorno cambiaría y tuve miedo de no ser capaz de hacer amigos. Luego tuve otro miedo más irracional, como si algo malo fuera a pasar, algo que pondría mi vida en peligro. Así fue como el último día en casa tuve el sueño más aterrador, una pesadilla que se sintió demasiado real dónde el fuego me consumía, y la sensación de ser quemada pareció tan real qué desperté a todos con mis gritos. Toda la familia y los pocos empleados de la casa llegaron sorprendidos, sin ser capaces de despertarme en un principio, hasta que mi abuela tuvo que sacudirme de hombros y luego intentar hacerme regresar a la realidad. —¿Qué soñaste esta vez? —me preguntó mi abuela bastante consternada cuando ya me había calmado un poco, me habían tenido que dar un vaso de agua y decirme que tomara unas cuantas respiraciones. —No puedo decirlo —le dije asustada. —¿Por qué no puedes decirlo? —me preguntó de inmediato. —No lo sé, simplemente sé que no debo —le dije nerviosa. —Creo que aún está dormida —dijo mi tía. —¿Por qué gritabas? —me preguntó mi tío, y lo miré con vacilación, él se sentó en el lado izquierdo de la cama, mientras mi abuela estaba en el derecho. Todos querían saber lo que había visto en mis sueños, mientras mi mente me gritaba para que no hablara al respecto. —Necesito volver a dormir —dije, y me acosté de nuevo sobre la cama dejándolos perplejos a todos, pero no pensaba responder sus preguntas, bien podrían pensar que aún seguía dormida. Así que cerré mis ojos y cambié el ritmo de mi respiración para simular que estaba dormida, tuve que esperar hasta que todos lo creyeran y se fueran. Entonces, abrí mis ojos de nuevo cuando estuve sola en la habitación, sin nadie que me molestara con preguntas innecesarias. La mañana llegó a su ritmo, pero con las pesadas cortinas gruesas en su sitio la luz no llegó a la habitación. Así que cuando sentí que el hambre no me dejaría estar aislada un poco más, me levanté de la cama e hice las cortinas a un lado, antes de salir de la habitación para ir rumbo a la cocina. Me sorprendí de no encontrar a nadie en mi camino, pero era entendible por la hora, ya que me había levantado un poco más temprano de lo normal. Pero, no me molestó poder hacer mi desayuno en silencio, y comí todo el pan que quise hasta saciarme. Luego, decidí ir a buscar los habitantes de la casa uno a uno, como si estuviera en una novela de misterio, aunque no encontré nada fuera de lo normal. Mis tíos habían vuelto a dormir, y las empleadas de la lavandería apenas empezaban a prepararse para su labor, el mayordomo seguramente estaba en los pisos superiores, lo que me dió una pista sobre mi abuela. Ella ya estaba despierta y trabajando, lo que lo confirmó fue la luz que venía de la oficina principal, ella era la única que se atrevía a usarla, porque aún se sentía como si le perteneciera al abuelo. —No me gusta que esté merodeando por los terrenos de esta casa —escuché que le dijo a alguien, y sonaba bastante molesta —. Mi esposo no te quería cerca de nosotros, y sé muy bien que tampoco te agradamos lo suficiente... Subí las escaleras lentamente y con mucho cuidado, ya me había aprendido que escalones crujían y en dónde exactamente, de modo que mis pasos eran muy precisos y silenciosos. —Por supuesto que no... No lograba escuchar todo lo que decía, pero con quién estuviera hablando, esa persona no le tenía ni un poco de miedo a mi abuela. Solamente cuando lo escuché reír, me di cuenta que se trataba de un hombre. Así que me acerqué hasta la puerta con mis oídos listos para escuchar a escondidas, también intenté ver un poco desde la herradura, pero eso era mucho más difícil de hacer. —¿No fue por eso que elegiste aliarte con nuestra familia? El hombre murmuró algunas cosas en una lengua desconocida para mí, y eso hizo enfurecer un poco a mi abuela. —Hice una alianza con los de tu clase para terminar la guerra y acabar con el verdadero origen de todo el mal; pero solamente me acerqué a tu familia por otra razón… Su voz se me hizo bastante familiar, e intenté ponerle un rostro. —¿Qué razón? —preguntó mi abuela —. ¿Es por esa misma razón que fuiste tan amigo de mi hijo? —Fuimos amigos porque nos agradábamos, aunque eso te sorprenda tanto —le dijo un poco molestó. —Por supuesto —dijo ella sin poder creerlo —. Estoy segura que algo debes querer de nosotros, hasta mi esposo lo sospechaba, así que dime… ¿Cuál es tu razón para acechar esta familia en especial? —Mi razón… —dijo pensativo y en voz baja, así que me acerqué un poco más a la puerta para escuchar sin saber que no estaba completamente cerrada, por ello la terminé empujando sin querer y caí dentro de la oficina, quedando al descubierto. Con mi trasero en el suelo, fui levantando la mirada para ver a mi abuela con cara de asesina, y entonces miré a su visitante, quien me observaba con una sonrisa bastante socarrona —. Ya ves… No es bueno espiar las conversaciones de otros niña… —Cállate Bastian —dije como si fuera algo natural, y mi abuela jadeó sorprendida, creyendo que lo haría enojar o algo así, pero él simplemente se rió de mi a carcajadas y yo lo miré mal porque no me ayudaba a levantarme. —Ya, ya… Ven aquí —dijo, y extendió su mano para ayudarme, yo la tomé sin pensar. —¡No la toques! —grito mi abuela, pero ya me estaba ayudando a ponerme en pie, y ambos la miramos como si ella estuviera loca. Diana entró a la oficina en ese momento, viendo toda la escena un poco confundida y sin entender porque mi abuela estaba gritando. Yo me sentí un poco extraña bajo la mirada de Bastian, y me alejé un paso de él, lo que le hizo bastante gracia. No sabía exactamente qué era lo que me hacía sentir bastante normal con el vampiro, y de paso llamarlo por aquel sobrenombre de forma tan natural, hasta ese momento caía en cuenta de mi error. —Sebastian —dijo Diana en forma de saludo —. Me sorprende verlo aquí, ¿acaso lo envió la academia? —le preguntó un poco curiosa. —Claro que no, ya no tengo nada que ver con esos bastardos —dijo un poco molesto. —Oh, ¿pasó algo? Creí que trabajaban muy de cerca —dijo Diana un poco preocupada. —Diferencias irreparables —explicó él sin profundizar en el tema. —Supongo que por eso su hermano piensa unirse al nuevo programa como instructor —comentó Diana, y Bastian lució sorprendido por la noticia. —Parece muy informada sobre la academia —comentó Bastian. —Oh, bueno, es normal cuando mi sobrina va a empezar a asistir en el nuevo año escolar —dijo ella con cierto orgullo, pero lo que llamó mi atención fue el cambio en la expresión de Bastian, lo que empeoró la sensación que llevaba bastante tiempo en mi pecho, el presentimiento de que algo malo podría pasar. —¿Vas a asistir? —me preguntó y asentí de inmediato —. No es una buena idea —dijo de inmediato. —¿Ahora está interesado en mi nieta? —le preguntó mi abuela con gran descontento, y él la miró de reojo sin apartar su atención de mi —. Si no tiene más que… —No estoy hablando con usted —le dijo Bastian, interrumpiendo su intento de despedirlo a él, él no se estaba yendo tan pronto como se esperaba, algo más lo retenía en ese lugar. —No seas grosero con mi abuela —le dije de repente y él entrecerró los ojos pensando en qué decir —. Creo que es hora de que se marche, tenemos cosas que hacer y yo tengo que empacar algunas cosas. —Por supuesto —dijo con calma —, se sabia empacando, nos veremos pronto —me dijo en voz baja —. Me disculpo por mi falta de modales también —le dijo a mi abuela con una sonrisa poco convincente —. Y por favor, ten cuidado la próxima vez que escuches detrás de la puerta, realmente esperamos que llegues a tu siguiente cumpleaños —comentó con cierta diversión, pero también había un tono bastante serio en el fondo, camuflado por una sonrisa amigable, y entonces recordé donde lo había visto antes. Él se despidió por medio de una venia de mi abuela, de mi y luego de Diana, no era del todo formal; pero fue bastante rápido, tanto que mientras mis pensamientos tomaban sentido él ya estaba llegando a las escaleras. Fui tras Bastian de inmediato para sorpresa de los presentes, incluso mi tío que justo subía por la escalera, y el mayordomo que estaba detrás de él. Todos me vieron detener a Bastian, agarrando su brazo con bastante prisa y haciendo que me mirara de vuelta. Estaba segura que un vampiro podía moverse mucho más rápido, por lo que su acción me hizo pensar que tal vez esperaba por mí, y ciertamente era muy paciente conmigo, porque esperó a que hablara, aunque me tomé mi tiempo para pensar sobre qué debía preguntarle exactamente, porque no quería parecer demente. —¿Hemos bailado antes? —pregunté entonces, y él se dio la vuelta por completo analizando mi pregunta con mucho cuidado, entonces se acercó lo suficiente para susurrarme al oído e impedir que los demás escucharan. —Había una fogata… —susurró. Di un pasó atrás y me cubrí la boca con mi mano, estaba realmente sorprendida porque acababa de recordar que alguna vez vi a Bastian en mis sueños. Estábamos bailando en medio de la noche, yo tenía un vestido blanco y había una fogata no muy lejos, luego una gran colina, y más allá el bosque. —Tenías un vestido blanco —añadió en voz baja. Quería preguntarle algo más, pero mi instinto me dijo que no debía hacerlo, al menos no allí con tantos oídos. Entonces, intenté recuperar mi compostura, y él pareció entender que nuestra conversación quedaba en pausa hasta una próxima vez. Me sentí extraña, como una persona diferente y no la niña que fingía ser adulta, algo había tomado mi cuerpo y me susurraba en la mente que no podía confiar en nadie. Luego, un cuervo se posó en mi hombro de forma ligera, como si eso fuera posible, además de ser un acto extraño porque nunca me pasaba. Bastian miró el cuervo con disgusto y luego simplemente se despidió en silencio, prometiendo vernos una próxima vez, y en un parpadeó ya no estaba en la casa. —¿En qué estabas pensando? —se acercó mi abuela de inmediato bastante furiosa, y la miré sin comprender porque le molestaba tanto, no podía ser simplemente porque fuera un vampiro. —Madre, debes calmarte, Katerina no sabe mucho —dijo mi tía intentando ayudarme, y pidiendo al mayordomo ayuda para llevar a mi abuela de vuelta a la oficina, lugar al que todos regresamos para charlar —. ¿De dónde conoces a Sebastian? —me preguntó mi tía entonces, cuando mi abuela ya estaba sentada, y Albert ya había cerrado la puerta. —En el cementerio, luego del funeral del abuelo —le dije. —Vaya, pareciera como si se conocieran de mucho tiempo atrás —dijo —. ¿Fue la única vez que lo viste? —Sí… —¿Sabes quién es él? —me preguntó mi tío. —Un vampiro —dije todo lo que sabía —, con bastante edad… —Katerina, escúchame con atención, Bastian es ciertamente un vampiro como ya lo sabes; pero no es cualquier vampiro, se podría decir que es un príncipe o cómo sea que lo llamen en su cultura, y como es un príncipe también es un asesino. Es un hombre muy peligroso que no dudaría en matar a cualquiera de nosotros si quisiera, bueno con la tregua quiero suponer que al menos no lo haría sin una razón… —¿Le tienes miedo a Bastian? —le pregunté sorprendida, porque una parte de mi me insistía en que no debía temerle. —Por supuesto, tiene mucha más experiencia que yo en la guerra y ha matado muchas brujas antes, por alguna razón siempre ha protegido a la familia Hroefn, nuestra familia. Pero, bien podría despertar un día y decidir que ya no somos merecedores de su atención, los vampiros pueden traicionarnos en cualquier momento. Y a Sebastian no se le conoce por ser muy amigable, como tampoco por ser alguien que esté de buen humor —explicó. —Yo lo vi de buen humor hoy —mencionó Albert pensativo, y Diana lo miró como diciéndole que callara, lo cual hizo de inmediato porque la abuela también lo miró. —En fin, debes mantenerte alejada de él —dijo mi abuela. —Lo siento abuela, pero no creo que vaya a ser posible —dije para sorpresa de todos, realmente les iba a dar un gran dolor de cabeza. —¿Por qué? —preguntó mi abuela de inmediato. —He visto a Bastian en mis sueños… —me atreví a decir, y entonces me marché sin dar más explicaciones. Obviamente todos me siguieron a mi habitación, donde intenté refugiarme para no hablar más al respecto y meditar sobre lo que estaba pasando. Pero, ellos no me iban a dar tiempo para pensar, y mi abuela intentó acercarse a mí para exigir respuestas, pero el cuervo en mi hombro graznó en advertencia. —¿Qué viste en tus sueños exactamente? —insistió mi abuela a cierta distancia. —No lo recuerdo muy bien… —Podría ser una visión del futuro —comentó Diana —, la abuela tenía ese tipo de sueños —dijo, refiriéndose a mi bisabuela. —Kat solamente sueña con cosas del pasado —informó mi abuela. —¿Cómo puedes saberlo? —preguntó mi tío —, tal vez han analizado todo esto de forma errónea, puede que ni siquiera sean visiones —comentó, pero nadie le prestó atención, excepto yo, su teoría me gustaba —. Vamos a calmarnos —dijo entonces con un tono más alto, y las dos mujeres lo miraron de inmediato, mi tío no suele utilizar mucho su voz autoritaria. —Albert, esto… —Kat se irá pronto, así que deberíamos pasar un poco de tiempo en familia y no preocuparnos por cosas externas —comentó —, además, ella tiene su propia vida y deberá tomar sus propias decisiones en el futuro. No sé qué esté pasando exactamente, solamente sé que Kat parece tener casi las mismas preguntas que nosotros, y solamente ella podrá encontrar las respuestas a su debido tiempo. Miré a mi tío conmovida por lo comprensivo que estaba siendo, así que cuando me miró de vuelta para demostrar su apoyo lo abracé, y de forma débil me devolvió el abrazo. Luego me aparté al recordar que Albert perdía energía rápidamente, no quería gastarlo todo en un abrazo. Mi abuela y mi tía no protestaron, y resignadas aceptaron hacer lo que Albert pedía, era difícil decirle que no cuando pedía algo con tanto ahínco.
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