Se inclinó ligeramente y, con movimientos lentos y delicados, retiró el preservativo. Sus dedos, cálidos y firmes, envolvieron mi tronco, haciendo que un escalofrío me recorriera de pies a cabeza. Ahí estaba mamá, levemente inclinada, agarrándome la pija dura. Hice lo posible por capturar cada detalle de ese momento, para no olvidármelo jamás. —Es simple —dijo, mientras sus manos se deslizaban hacia la base de mi m*****o—. Si te concentrás en esta parte, probablemente te demores más. Sus dedos comenzaron a moverse suavemente en la base, aplicando una presión ligera que me hizo cerrar los ojos por un momento. —Ah —fue lo único que dije, y de hecho, sonó más a un gemido que a una palabra. —¿Ves? Acá es donde tenés más control —explicó, mientras trazaba un movimiento lento y repetitivo co

