La vista era espectacular, y los exclamaciones de admiración de la clase lo confirmaban. Al abrir las piernas, las vulvas de ambas chicas se abrieron, dejando al descubierto sus húmedos interiores. Los labios oscuros y texturizados de Elizabeth contrastaban marcadamente con el delicado hueso de la suerte que los labios de Selena formaban sobre su abertura, coronado por un clítoris perfectamente esculpido que sobresalía con insistencia bajo su capuchón protector. Un hilillo de fluido transparente y viscoso corría desde su abertura, sobre su perineo, hasta su ano; al abrir los labios, una telaraña del mismo fluido los atravesaba. Ryan tenía razón: a pesar de su vergüenza, Selena estaba muy excitada por el festival simulado. Ryan se sentó al lado de Selena y, con naturalidad, apoyó la mano

