—Cariño —dijo, tomándole el rostro entre las manos—, ya no tienes de qué avergonzarte. Todo lo que veo aquí —cada parte de tu hermoso cuerpo, cada impulso, cada instinto, cada deseo— es maravilloso y mágico, y ahora estamos en un lugar seguro para que lo explores todo. Quiero que te entregues por completo a este entrenamiento, y quiero conocerte siempre así: completamente desnudo y abierto a mí. Quiero conocer y amar cada parte de tu vida, cada parte de tu maravillosa mente y cada parte de tu hermoso cuerpo. Me llevo este anillo porque ya no tengo que preocuparme por con quién sales ni por si intentan acostarse contigo. Aquí solo vivimos rodeados de amigos. Todos los padres comparten la misma esperanza que tengo para ti: que destaques en tu formación y te conviertas en la mejor chica q

