Le lancé una mirada asesina a Chuck, que era un bromista empedernido. "¡Guau, guau, guau!", exclamé. "¡Vamos a ponernos eso, señorita! El Sr. Elliot está bromeando. No quiere ver tus partes de chica; o sea, no NECESITA verlas. Eso lo dejamos para luego, ¿vale?"
Chuck volvió a reírse entre dientes cuando Serena obedeció. «Está bien, Serena», rió, «gracias por querer enseñármelo. ¿Cuándo es tu festival?»
—En dos años —respondió Serena, un poco dolida por mi advertencia.
—Bueno —dijo Chuck con sinceridad—, ese pequeño vistazo que me acabas de dar me tiene muy emocionado por ese día. ¡Qué ganas de verte bien ahí abajo!
—¡Yo también! —Serena se animó—. ¡Quizás pueda enseñártelo primero!
—Me encantaría, Serena —dijo Chuck—. Tu papá y yo lo hablaremos.
Confiando en que las partes femeninas
