_________ El aroma a café recién hecho impregnaba el aire del establecimiento, mezclándose con el tenue murmullo de las conversaciones y el tintineo de las tazas contra los platos. Aymara se movía con agilidad entre las mesas, atendiendo clientes con su natural sonrisa y su aire despreocupado. Llevaba tiempo trabajando en aquel café y, aunque al principio había sido solo un empleo temporal, había terminado por encontrarle cierto encanto.
Dante entró como casi todas las noches, su presencia dominando el ambiente sin esfuerzo. Se sentó en su mesa habitual, desde donde tenía una vista clara del mostrador. Su rutina era siempre la misma: llegaba, la esperaba, tomaba un espresso y luego la acompañaba a casa. Pero aquella noche, la dinámica cambiaría.
Minutos después, la puerta se abrió y la c
