--- Los días en Dubái fueron un sueño para Aymara. Un espejismo dorado donde el lujo y la extravagancia se mezclaban con la calidez del desierto. Dante se encargó de mostrarle todo lo que aquella ciudad tenía para ofrecer. Desde hoteles de cinco estrellas hasta mercados callejeros, desde cenas en restaurantes exclusivos hasta caminatas por los zocos tradicionales, donde los aromas de especias y perfumes orientales llenaban el aire. —No todo en Dubái brilla como el oro —le dijo Dante una noche mientras paseaban por una de las avenidas más concurridas—. Pero hay cosas que valen más que el oro. Aymara lo miró, curiosa. —¿Cómo qué? —Como lo que estoy viendo ahora. Ella arqueó una ceja y Dante sonrió, deslizando los dedos por su mejilla. —No empieces con tus frases de Don Juan, que no me

