_____ Dante había aceptado, con mucho pesar, que debía mantenerse lejos de Aymara.
Había sido difícil. Muy difícil.
Algunas noches, impulsado por un deseo que no podía matar, pasaba por el café solo para verla salir, aunque fuera por unos segundos. Nunca la seguía. Nunca intentó hablarle.
¿Para qué?
Ella quería ser libre. Lo había dicho con todas sus letras. Y él... él no podía darle la libertad que anhelaba.
Pero aquella noche, una corazonada, o quizá una locura, lo hizo dudar.
Quiso verla de nuevo.
Solo por unos minutos. Solo para recordarla.
Se estacionó a una distancia prudente, dentro de su auto, con las luces apagadas. Su plan era simple: mirar y largarse.
Pero el destino tenía otros planes.
El estruendo fue ensordecedor.
De repente, la calle se iluminó con destellos de fu
