_____ Aymara apenas puso un pie en la casa cuando sintió el peso de dos pares de ojos clavarse en ella. Inés y Anaís estaban sentadas en el sofá, con los brazos cruzados y una expresión de preocupación evidente. La luz cálida del vestíbulo hacía que sus rostros se vieran aún más severos.
—¿Dónde estabas? —preguntó Inés con el ceño fruncido, levantándose de inmediato. Aymara sintió la tensión en su voz, pero también el sutil temblor en sus manos al acercarse.
Anaís, en cambio, tenía una mirada más inquisitiva, pero también una chispa de diversión en los ojos.
—Nos llamaron del café —continuó Inés—. Dijeron que un loco te sacó del escenario en medio de tu presentación. ¡Aymara! ¡Nos asustaste!
Aymara suspiró y se frotó la sien. Sabía que este momento llegaría.
—Estoy bien, mamá —dijo co
