Después de lo que sucedió en el depósito, mientras intentaba recuperar el aliento, nunca imaginé lo que vendría después. La intensidad del momento aún latía en mi pecho, pero algo en la mirada de Mateo había cambiado. Lo sentía. No era solo deseo lo que veía en sus ojos, había algo más profundo, más serio, y eso me asustaba.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, pero él no tardó mucho en tomar mi mano. Sentí el calor de su piel, y cuando nuestras miradas se cruzaron, supe que venía algo importante.
—Valeria, quiero preguntarte algo —dijo, con una seriedad que no había mostrado antes.
Lo miré, esperando que continuara, mientras el latido de mi corazón comenzaba a acelerarse. ¿Qué podría estar pensando?
—Quiero que seas mi novia —soltó de repente, mirándome con una mezcla de nervio
