Viviana se había ido de la casa por un par de días debido a un trabajo en un casino. Su ausencia transformó el ambiente por completo. De repente, la casa se sentía más ligera, más tranquila, como si el aire fuera más fácil de respirar. Sin su presencia, la tensión que siempre flotaba entre nosotros desapareció, y el silencio que quedó era reconfortante. Me quedé sola con Álvaro, y aunque al principio me resultó un poco incómodo, pronto me di cuenta de que no tenía nada que temer.
El primer día, Álvaro y yo comenzamos a compartir más momentos. Cocinamos juntos, riéndonos mientras intentábamos hacer algo decente con lo poco que teníamos en la nevera. Vimos películas, pero, en realidad, pasábamos más tiempo hablando que prestando atención a lo que sucedía en la pantalla. Descubrimos que tení
