TODO

2903 Words

ANNA KALTHOFF Le sirvo su cuenco de comida a Blackie (Sí, así le hemos puesto a la bola de pelos) y, cuando lo veo comer, regreso a la habitación con Alexander. Me quedo observándolo apoyada en el marco de la puerta. Está recostado a un lado de la cama, sin camisa, y usa lentes para leer, pues revisa unos documentos de la empresa. ¡Dios! Se me agua la boca solo de verlo. ¡Es tan sexi! Como un dios del sexo, que te seduce y te provoca los pensamientos más lujuriosos y pecaminosos. No puedo creer que, apenas hace unas horas, mi vida estaba hecha un caos, un tormento, y veía todo gris. Y ahora, con solo su presencia, este hombre me ha cambiado todo el panorama. Alza la vista, me mira, y me sonríe. Y ahí me doy cuenta. Nada más importa. Estamos juntos, nada puede salir mal y la vida

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD