ANNA KALTHOFF Ha pasado una semana desde que Alexander me propuso matrimonio. Y, mi mayor sorpresa, fue enterarme que mi padre estaba al tanto de todo y que hasta ya estaban en trámites de papeleo para la alianza de las empresas. —Mi mayor satisfacción es ver lo feliz que él te hace. Alexander es un gran hombre y ha demostrado, de todas las formas posibles, que te ama. No podría estar más orgulloso de la elección que has hecho —me comenta mientras tomamos un café en la misma terraza donde hace unos días compartíamos con Alexander. Él, ha tenido que volar de emergencia a Nueva York por unos problemas con la empresa que requerían su inmediata presencia. Han pasado dos días desde que se fue y nos hace falta como si hubiesen pasado dos meses. Mi padre es el que más ha resentido la au

